En el gran palacio blanco de la Ciudad de México se entregaron hace unos días los premios rojos de . Así es, fue una ceremonia de los Premio Nacionales algo desteñida en tiempos más bien negros para la cultura nacional. ¿Por qué anda tan poética, cursi y colorida esta sección? Para hacer juego con el discurso de , la secretaria de Gobernación, que en su discurso, leído con una fluidez parecida a la de la camarada Vilchis, jugó con la semiótica del color rojo, como el apellido de la protagonista de la película María de mi corazón, una de las galardonadas, y se lanzó a hacer otras relaciones muy forzadas con el rojo y con el trabajo del resto de los premiados, para concluir dándole las gracias a, “una secretaria de Cultura más bien rojilla”. “Rojo o rojillo en clave política tenía un significado y una implicación de tendencias políticas más bien izquierdistas, dice el diccionario, pero también hacía referencia al desorden y la rebelión”, explicó además la secretaria de Gobernación (enfundada en un liso vestido ¿adivinen de qué color…?), pero omitió el significado más preciso de ser rojo o rojillo, según las “tendencias política”: socialista o comunista. ¿O sea que lo que vimos en el Palacio de Bellas Artes fue algo así como la entrega de los reconocimientos a los Artistas del Pueblo, como en la URSS? Ojalá que para la próxima los implicados se animen a decirle claramente a la audiencia qué es lo que signifca ser rojo en clave política y con todas sus letras. Por lo menos esta sección, que es orgullosamente ácrata, anárquica y hereje, está curada de espanto. Otra cosa que no se mencionó en esa ceremonia es el nombre de Ignacio López Tarso, colega de María Rojo, quien en 2015 fue el primer actor en recibir en el Premio Nacional de Bellas Artes. En efecto, la ex diputada, ex senadora, ex jefa delegacional y hoy sólo militante de Morena, pero sin cargo, es la primera actriz en recibirlo pero no es la primera mujer de las artes escénicas en lograrlo, como ella misma se excedió al afirmarlo. Desde que la gran bailarina y coreógrafa Guillermina Bravo lo recibió en 1979 lo han ganado Amalia Hernández, Gloria Contreras y Rossana Filomarino. Deberían ser más mujeres de la escena, pero ahí están ellas. ¿Importa? Sí, porque no recordar sus logros es borrarlas, como se dice ahora. Tampoco está bien que se soslaye al actor López Tarso. ¿Será porque ellos no pasan la prueba del color?

Lee también:

Escríbanos a columnacrimenycastigo@gmail.com

Únete a nuestro canal ¡EL UNIVERSAL ya está en Whatsapp!, desde tu dispositivo móvil entérate de las noticias más relevantes del día, artículos de opinión, entretenimiento, tendencias y más.