Es interesante lo que está sucediendo con la Orquesta Sinfónica de la Universidad de Guanajuato (OSUG). Doblemente curioso si se piensa que la OSUG —no hace falta decirlo— es uno de los ensambles más valorados que tiene México. La noticia del momento, resulta, tiene que ver con la rectora de dicha universidad, Claudia Susana Gómez López, quien, nos cuentan, no le renovó el contrato a Roberto Beltrán Zavala, director de la OSUG, noticia que se dio a conocer a través de un comunicado de prensa. Es también curioso que ha habido medios de comunicación que refieren un documento que los músicos del ensamble le enviaron a Gómez López, angustiados al ver que la orquesta se queda sin titular; carta que, por cierto, tiene el objetivo de solicitar que Beltrán no abandone el cargo. Con la salida de Beltrán Zavala, a la OSUG le espera una especie de éxodo —no sabemos qué tan bueno o malo será— en el que los músicos serán guiados por directores invitados de primer nivel, dicen. Lo curioso es justo la existencia del documento, ya que señala que en los ocho años que Beltrán Zavala fue director hubo buenos “resultados obtenidos en cuanto al desarrollo de la OSUG”, por lo que los integrantes creen conveniente que él siga al frente: “El maestro Beltrán ha aportado de manera importante en la obtención de reconocimientos por parte de la sociedad”. Todo bien al momento, pero, nos cuentan, algo no cuadra porque entre los primeros que mostraron entusiasmo de que ni más ni menos que Enrique Diemecke quedara al frente de la OSUG, fueron precisamente los músicos de la orquesta. No es novedad que este año el gran Diemecke se convirtió en el director titular de la Orquesta Sinfónica de Michoacán. Pero esto levanta cejas y hace especular a más de uno si el escenario en Guanajuato será tan paupérrimo que mejor los músicos decidieron arrepentirse y quedarse con el clásico “peor es nada”.
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