Pasamos de “la cultura no es un accesorio” del sexenio pasado a “la cultura como decoración”, al menos así se dejó ver el encuentro que sostuvieron la presidenta Claudia Sheinbaum y miembros de su gabinete con mujeres artesanas, la semana pasada. Participantes del encuentro textil “Original” visitaron Palacio Nacional, donde permanecieron de pie por más de una hora, justo detrás del atril presidencial, luciendo sus creaciones como si fueran maniquíes. En su discurso, Sheinbaum dijo que el recinto “era su casa”… pues si tan en confianza estaban, ¿por qué no se les ofreció una silla? Sobre todo a las mujeres de la tercera edad, pues algunas sucumbieron al cansancio y se sentaron en lo que llegaba la Presidenta. Incluso permaneció de pie todo ese tiempo una mujer que cargaba a su hijo en un rebozo, hasta que la prensa pidió de favor que se le diera una silla, lo que tardó como 15 minutos, pues no era “competencia” del personal decidir si darle una silla o no a la mujer. Ante la falta de sentido común, un reportero tuvo que ir a pedirle a la subsecretaria de Cultura, Marina Núñez Bespalova, que por favor se le diera una silla a la mujer.

Las ocurrencias llegaron a Tlaxcala

Uno pensaría que el exsecretario de Cultura de Tlaxcala, Antonio Martínez, desapareció por completo de la localidad en cuanto dejó el cargo, pero en sus redes sociales se pudo ver recientemente que compartió el flyer de la exposición Caldo tlalpeño, la cual se inaugura el 28 de noviembre en la Pinacoteca del Estado. “Se logró el caldo tlalpeño tlaxcalteca”, escribió el exfuncionario, a quien buena parte de la comunidad artística local terminó por alucinar. El chisme —para quienes rasquen un poco más— no es precisamente que Rodrigo Imaz forme parte de la muestra, sino que la actual administración de Cultura, donde ahora está al frente la escritora Karen Villeda, ya empezó a pecar de ocurrente, tal como lo ha hecho la Secretaría de Cultura federal en sus videos dedicados a Juan Rulfo y Sor Juana Inés de la Cruz. La imagen del flyer —la foto de un puesto de comida callejera y el nombre de la exposición rotulado— hace pensar en cualquier cosa, salvo en una exposición. Las ocurrencias y la poca preparación parecen ya la impronta de la administración. Una publicación guapachosa, que hace que más de una persona no se tome en serio el evento, levante la ceja y se pregunte quién cree que es buena idea hacer las cosas así. Escríbanos a

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