Ya estamos en la recta final del sexenio y el Complejo Cultural Los Pinos se vende como uno de los grandes logros, pero es una realidad que su marca es la baja calidad de lo que ofrece al pueblo, su sello es la improvisación y ofrece un aspecto precario de un sitio que no cuenta con recursos suficientes para difundir con dignidad la cultura entre los mexicanos que acuden a ver una oferta cultural de cuarta categoría. Ya habíamos reportado que en la Casa Presidencial Lázaro Cárdenas se exhiben copias mal impresas de obras de Diego Rivera y Arnold Belkin, pero la cultura del mínimo esfuerzo continúa en la exposición El lado oscuro del régimen: La protesta del 58 y 68, que conmemora el centenario del fotógrafo Héctor García. La revista digital Cubo Blanco destaca que en ésta se exhiben fotografías del gran fotógrafo impresas en “pésima calidad”, al grado de que en vez de ser en blanco y negro son de tonos rosados. El periodista y crítico Édgar Alejandro Hernández, autor del artículo, indica que es evidente el uso de papel de mala calidad y que no se hicieron pruebas de color antes de montar la muestra. Una vergüenza de exposición. “Por qué no les importó mostrar con dignidad (las fotografías), con una producción y museografía que estuvieran a la altura de la titánica labor de este fotógrafo”, cuestionó en su artículo. Ahora que habrá cambio de gobierno, habría que preguntarse si vale la pena repensar el proyecto del Complejo Cultural Los Pinos como lo conocemos actualmente. Escribanos a columnacrimenycastigo@gmail.com