Marx Arriaga, un añejo cliente de esta memoriosa sección, desafortunadamente no nos decepcionó cuando en febrero de 2021 dijimos que era muy preocupante su salida de la Dirección General de Bibliotecas para encabezar la Dirección de Materiales Educativos de la SEP. Ahí la está armando en grande el compañero Marx y, como se habrán dado cuenta nuestros fieles lectores, desde hace varios meses hemos investigado y publicado todo lo que nos ha sido posible sobre la irregular edición y producción de los libros de texto gratuitos que a finales de agosto llegarán a manos de los niños gracias a este personaje. Sin educación no hay cultura, por eso lo hemos tomado como una cobertura periodística prioritaria. Lamentablemente ya veíamos venir el desastre que por fin ha pegado con fuerza en la opinión pública nacional en los últimos días, aunque con cierto estruendo y escándalo que no permite discutir sin distracciones lo realmente importante: la elaboración de los nuevos libros de texto no cumplió con los requisitos que marca la Ley de Educación, por eso en cierto modo son ilegales o, al menos, irregulares; fueron elaborados de manera muy opaca por personas afines a la 4T; son pedagógicamente muy deficientes y, por si fuera poco, fueron producidos con un descuido editorial inaceptable y revelador, porque exhibe a funcionarios de la SEP que no hacen bien el trabajo para el que fueron contratados y eso también es deshonestidad. ¿Son comunistas los nuevos libros de texto gratuitos? Son un desastre pedagógico monumental y eso para nosotros es lo importante. ¿Son marxistas? Creemos que más bien son marxianos, es decir, son un proyecto catastrófico a la altura de la vasta experiencia y capacidad del lector sinodal de la tesis de doctorado de la señora Beatriz Gutiérrez Müller en 2013, y doctor en Filología Hispánica por la Universidad de Ciudad Juárez: el camarada Marx Arriaga, procedente del planeta Ineptuno. ¿Acaso necesitaba algo más para haber sido nombrado en esa chamba de alta responsabilidad y tener vía libre para emprender un dudoso experimento educativo? Ya vimos que no y los niños mexicanos que dependen de la educación pública están a punto de padecer las consecuencias. Que san Antón Makárenko tenga piedad de ellos....
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