Ante el anuncio de que uno de los directores de orquesta más conocidos y prestigiosos del mundo, Gustavo Dudamel, no sería el director de la Ópera de París, un cambio del que él mismo dice se debe al tiempo que le exige su vida privada, nos cuentan que la verdadera razón fue algo más cercano al tema logístico o, en otras palabras, que el que mucho abarca poco aprieta, y las distancias entre sus tres trabajos —la Filarmónica de Los Ángeles, la de Nueva York y la Ópera de París— habrían provocado que inevitablemente quedara mal con alguno, debido a las horas de viaje entre cada ciudad. “No tengo otros proyectos que estar con mis familiares”, fueron las palabras con las que Dudamel explicó su renuncia. Sin embargo, nos cuentan que, en realidad, el venezolano no se va por su propio pie, sino porque de la Filarmónica de Nueva York, de la cual se tiene contemplado que sea el director artístico y musical en 2026, le pidieron que le dedique el tiempo profesional que la institución se merece. En redes sociales hubo quienes lamentaron la ausencia de Dudamel en París; incluso Alexander Neef, director general de dicha Ópera aplaudió la “pasión e inmenso talento” del venezolano, que tanto le aportaron al trabajo de una de las instituciones musicales más importantes de Europa. Pero quizá se olvida algo que sabemos de primera mano: a pesar de su prestigio, a Dudamel le ha tocado ser abucheado en importantes recintos internacionales. No sobra recordar que Dudamel es uno de los músicos latinoamericanos mejor pagados del presente y que esta noticia parece recordarle al público que no todo lo que brilla es oro.

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¿Será el final del caso López Reynoso?

El turno ahora es de otro artista: Iván López Reynoso, quien es visto como el niño prodigio de la dirección de orquesta en México. En semanas recientes, López Reynoso estuvo en el ojo del huracán tras una acusación de violencia de género que nunca quedó bien definida. Nos cuentan que un grupo pequeño se ha enterado, por la voz del propio López Reynoso, de que el Comité de Ética del Insituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (INBAL) ha deliberado a su favor. En un documento de carácter privado, la última resolución, se determina que no hay bases sólidas para acusarlo y que en ningún momento se aludió al acoso o el hostigamiento sexual. Pero surge una pregunta: ¿por qué, si parece que el director es inocente, el INBAL sigue guardando silencio respecto al caso y no lo hace público? (Escribannos a columnacrimenycastigo@gmail.com)

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