Parece que el director general del INAH, Diego Prieto, se quedará al frente del Instituto, al menos hasta que acabe el año. Don Diego tiene un gran pendiente que le apura, terminar, para las siguientes semanas, el plan del INAH para 2025, un probable encargo de sus nuevas jefas y en el cual, nos cuentan, está volcando parte de sus energías y recursos. Como lo informamos la semana pasada, cinco de seis sindicatos de trabajadores del INAH rechazaron la ratificación de Prieto como director, por lo que don Diego ha hecho varias movidas para apaciguar las aguas con los opositores que están pidiendo su despido. ¿Qué sigue para Diego Prieto? Parece que el funcionario nadará contra corriente, y falta la mayor prueba, la reunión de los representantes sindicales con la secretaría de Cultura federal, Claudia Curiel de Icaza. Nos adelantan que directamente pedirán el despido de Prieto en la reunión, la cual lleva algunos días siendo reprogramada. Seguiremos pendientes.
Rosaura Ruiz inicia la operación cicatriz con su comunidad
Rosaura Ruiz se reunió la semana pasada con directores y representantes de los Centros Públicos de Investigación, un diálogo que no tuvo el Conahcyt en el sexenio pasado. En el encuentro, la encargada de la próxima Secretaría de Ciencia, Humanidades, Tecnología e Innovación hizo un llamado a trabajar en equipo. Lo que llamó la atención es que señaló que “debe haber mayor participación de las comunidades en la designación de directores, de manera que haya un acuerdo y opinión, en la medida de lo posible”. Esa declaración nos remontó a una de las mayores problemáticas en CPI el sexenio pasado: la designación de José Antonio Romero Tellaeche como director del CIDE, pese al repudio de estudiantes y profesorado. ¿Viene una era de reconciliación del Estado y los Centros Públicos?
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