En plena celebración por los 85 años de la fundación del, finalmente , director de la festejada institución, pegó el grito en el cielo ante el Presidente de la República, pero no al exigir recursos urgentes que necesita el instituto para realizar sus tareas sustantivas, ni para poner un hasta aquí a la explotación laboral que el propio gobierno lleva a cabo contra muchos trabajadores de la institución que es orgullo de México, ni para muchas otras cosas más que no acabaríamos de enlistar ahora. Su feroz grito fue el siguiente: “¡Viva la Transformación de México…!” Así que finalmente, enredado en la bandera del Movimiento y del Partido, se arrojó a los brazos de la Cuarta Transformación de manera pública e indudable. Como dirían los clásicos, la historia lo juzgará, pero mientras eso ocurre no deja de fascinarnos la portentosa transformación (ésta con minúsculas) del camarada Diego Prieto, quien desde 1995 se estrenó en la nómina de la burocracia dorada del país, cuando asumió la dirección de INAH-Querétaro, luego llegó a coordinador Nacional de Antropología, después escaló a secretario técnico del INAH y desde 2016 es director del INAH, nombrado por el difunto secretario de Cultura neoliberal Rafael Tovar y luego ratificado en 2018 por la Cuarta Transformación. Es decir, tiene 29 años como funcionario de alta responsabilidad y confianza de los gobiernos en turno, sin embargo en su emotivo discurso por los 85 años del INAH nos salió con lo siguiente: “Luego de tres décadas de una avasalladora contrarreforma neoliberal que el INAH sorteó con estoicismo, el Instituto se vuelve a ver inmerso en un periodo de transformaciones que arranca con el vuelco electoral de 2018 que marcó un mandato indubitable para combatir la corrupción, reducir la desigualdad, favorecer la justicia social y el bienestar de todos…” ¿Qué tal? Pues vaya extraordinaria resistencia del compañero Prieto para mantenerse con asombroso estoicismo durante 24 años en las recochinas nóminas de administraciones neoliberales, mientras el INAH sufría avasalladoras contrarreformas diseñadas por serviles funcionarios alineados al neoliberalismo. ¿Y desde 2018 qué ha hecho don Diego ya como liberado militante de la Cuarta Transformación (porque ya oímos todos que lo es) “para combatir la corrupción, reducir la desigualdad, favorecer la justicia social y el bienestar” de la comunidad el INAH…? Eso lo podrán contestar puntualmente los estudiantes precarios, los investigadores sin quincena, los trabajadores sin plaza, etcétera, etcétera. Pero volvamos a la ceremonia de los 85 años del INAH en donde pudimos observar importantes vestigios históricos de las antiguas transformaciones del camarada Prieto. Al fondo a la derecha del estrado se hallaba María Teresa Franco, cubierta con un chal colorado, al tono del rojo que usa el priista Alito para más señas. Fue presentada como ex directora del INAH, pero en realidad estuvo ahí por mucho más que eso. Franco, que es una antigua conocida de esta memoriosa sección, ha sido la impulsora, protectora y casi madrina del camarada Prieto desde los neoliberales años 90, cuando ella llegó para convertirse en la Reina Roja del INAH (por favor, ya no le digan así porque se indigna) luego de haber servido sobresalientemente a la causa del candidato presidencial Carlos Salinas de Gortari, por ejemplo, cediendo una residencia en San Ángel para convertirla en casa de campaña del hoy mejor conocido como El Innombrable. No sabemos si al Presidente López Obrador le avisan junto a quien se va a sentar, pero quizá eso ya importa poco. Después de sumar entre sus filas a Bartlett, ya todos los demás son lo de menos. A doña Tere Franco, que ya está más curtida que las escalinatas de la Pirámide de la Luna en el arte de oír estoicamente gruesos reproches, le habrá hecho mucha gracia cuando oyó aquello de las "avasalladoras contrarreformas neoliberales" en boca de su destacado pupilo. ¿Y cuál será la siguiente transformación del militante Diego Prieto si es que su Partido gana las elecciones? ¿Lo ratificarán para que siga limpiándole el camino de estorbosos vestigios al Tren Maya? ¿Lo ascenderán a secretario de Cultura como nos dicen que pretende? ¿Entonces se asesorará con Tere Franco para que se construyan tiendas comerciales y otros jugosos negocios a tiro de piedra de las zonas arqueológicas conectadas al Tren Maya? Todo eso y más veremos a partir del año 7 Ganso si Mictlantecuhtli lo permite...

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