Cuando unos todavía son incapaces de iniciar la autocrítica de lo que han hecho mal, otros se preparan para asegurar un lugarcito en el segundo piso de la Cuarta Transformación. Sobre quienes serán relevados de las instituciones culturales en el nuevo sexenio y de quienes las encabezarán ya hay noticias. Algunas nos llegan desde París, donde personal diplomático da por hecho la llegada de la actual secretaria de Cultura, Alejandra Frausto, como representante de México ante la UNESCO. De ser verdad, sería una especie de premio y también una forma cortés de deshacerse de ella para designar en su actual puesto a una nueva persona que ayude a reconstruir la relación de la nueva Presidencia con intelectuales y artistas que simpaticen, al menos con el discurso más progre, de la agenda de Claudia Sheinbaum, algo imposible de conseguir para Frausto y para actuales funcionarios, como Lucina Jiménez o la subsecretaria Marina Núñez, de quienes la comunidad cultural tienen una opinión negativa, por decir lo menos…
El actual director del INAH, el camarada Diego Prieto, quien ha demostrado una fidelidad incondicional aún requerida para continuar haciéndose de la vista gorda ante las obras de destrucción del patrimonio natural y arqueológico en la Península de Yucatán en nombre del progreso, tiene un problema nato para no poder llegar a la secretaría de Cultura, a la que aspira: en la paridad de género que se buscará en el nuevo gabinete, don Diego tendrá que hacerse a un lado porque la titularidad de la Secretaría de Cultura estará destinada a ser para una mujer. Ni modo, a seguir desmantelando al INAH si bien le va…
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Así que entre los nombres que más suenan para encabezar la Secretaría de Cultura está Susana Harp, y con razón debido a la actividad que tuvo en la campaña de Sheinbaum, elaborando diagnósticos para el proyecto de gobierno. Otra mujer que ha tenido una actividad relevante en el equipo cultural de la presidenta electa es la actual secretaria de Cultura de la capital, Claudia Curiel, quien al parecer ha fungido como enlace para recabar información a nivel federal, entre funcionarios culturales estatales, para conocer el estatus de proyectos, datos duros y opiniones. Finalmente está una figura poco conocida pero que sin duda tendrá un puesto destacado entre la burocracia cultural dorada del nuevo sexenio: Teresa Zacarías, quien fue la directora de Cultura en Tlalpan, cuando Claudia Sheinbaum gobernó esa alcaldía. Zacarías, mujer de toda la confianza de la nueva presidenta, está entre quienes están participando muy activamente en desarrollar los planes culturales para el nuevo gobierno y tendrá un lugar destacado en el nuevo equipo cultural del gobierno. ¿Quién será la buena? Hagan sus apuestas.
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