Aún no llega septiembre, pero se adelantaron los terremotos. Muy al pendiente estamos en esta sección por la reciente aprobación del dictamen sobre la desaparición de los órganos autónomos, particularmente por la suerte del INAI. Que qué tiene que ver eso con una sección cultural. Mucho porque para el periodismo cultural, como para el resto de las fuentes periodísticas, desde hace 20 años el trabajo del IFAI y luego del INAI ha sido fundamental para nuestras investigaciones sobre la administración de recursos públicos, el proceder de los funcionarios en turno e incluso para documentar importante información histórica. Ese acceso a la información pública ha sido clave para que hayamos podido ventilar numerosos casos de corrupción en el sector cultural, científico y educativo; exhibir a corruptos de todas las extracciones partidistas e incluso reconstruir hechos históricos relevantes, como el espionaje, persecución y represión de la Dirección Federal de Seguridad a intelectuales y artistas en el siglo pasado. Por experiencia nos consta que si hubiera dependido de la buena voluntad de los funcionarios del gobierno en turno (cualquier gobierno en turno, que quede claro), jamás hubiéramos tenido acceso a información sustancial sobre contratos, proyectos, minutas de trabajo, agendas, correos institucionales, oficios internos, documentación de viáticos, facturas, nóminas, etcétera, etcétera… Así que no es difícil explicar por qué la transparencia es tan incómoda para los funcionarios que tienen la responsabilidad de llevar a cabo sus labores con rectitud y de manejar los recursos públicos con honradez. Por eso no nos creemos el cuento de que las funciones del INAI las podría llevar a cabo una dependencia gubernamental, en donde seguramente los periodistas (y los ciudadanos en general) seríamos bateados a la primera, sin posibilidad de contar con un árbitro independiente para apelar a la negativa de la dependencia cuestionada y obligarla a responder sobre sus tejes manejes. ¿Regresaremos a los años 90 y más atrás, cuando el partido de la dictadura perfecta despreciaba la transparencia? ¿En qué nos estamos en realidad transformando?
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