El Museo Tamayo desde el pasado domingo ha permanecido en silencio por el polémico uso de perros en un performance de la artista Nina Beier. Una incógnita que persiste es cómo es que el personal del Museo Tamayo no dimensionó el impacto al que se enfrentarían al incluir a perros adiestrados en su performance, en un contexto en el que a nivel mundial los museos han sido foco de protestas de ambientalistas. Aunque el recinto jura que el performance Tragedy sólo duró 10 minutos y que era el “único previsto en el contexto de la exposición”, el mal manejo de la crisis los delata en el boletín de prensa que publicó el Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (INBAL) el pasado 24 de mayo, en el que afirma en dos ocasiones que los performances de la exposición de Beier se realizarían más de una vez: “una serie de ‘encuentros performáticos’, discretos e intermitentes, que resignifican la disposición de las obras en las salas y que se presentarán en diversos horarios” y “Los performances se presentarán de manera esporádica durante el horario del museo, de martes a domingo de 10:00 a 18:00 h”. Se trató de contactar al Museo Tamayo para que explique esta discrepancia y despeje otras dudas, pero no hubo respuesta. Sin duda, no fue un grato cumpleaños para el Tamayo, que se celebró el pasado 29 de mayo. Escríbanos a columnacrimenycastigo@gmail.com