logró algo histórico. ¿Condiciones de trabajo dignas para los trabajadores del ? No. ¿Presupuesto adecuado para las tareas sustantivas del instituto? Tampoco. ¿La repatriación del Penacho de Moctezuma? Menos. Lo que Prieto logró fue crear una de las peores broncas internas que se recuerden en la institución que encabeza.Hoy todo el instituto transita por una dura crisis por diversas razones (es una institución en apuros económicos que trabaja para un proyecto millonario llamado Tren Maya), pero la que sufre la dirección general es insólita. Incluso un arqueólogo ha tenido que advertir públicamente que hace responsable a la dirección del INAH de lo que le ocurra, como si estuviera cuidándose de una pandilla de matones. Y no es para menos. El arqueólogo Fernando Cortés de Brasdefer ha osado hacer uso de su libertad de expresión para decir franca y claramente las cosas con las que no está de acuerdo en el Proyecto del Tren Maya, y ha denunciado irregularidades muy preocupantes. No lo hizo por las vías burocráticas, sino en una carta a colegas que después se filtró en las redes sociales. Y estalló el escándalo, o más bien estalló Diego Prieto: primero, gritos y regaños; luego, amenazas laborales. La hostilidad institucional escaló hasta llegar a un insólito comunicado en el que, sin pruebas, se le acusa de graves anomalías a un respetado miembro de la comunidad, es decir, lo han difamado. La violencia institucional se ha instalado en la dirección del instituto gracias a Diego Prieto, un logro histórico.Sabemos que en la comunidad hay incomodidad y enojo por las formas y por el fondo. Veremos qué sigue, mientras tanto, hay algo bueno en medio de esta lamentable historia: por fin la comunidad del INAH comenzó a discutir abiertamente lo que ocurre en el salvamento arqueológico en las obras del Tren Maya. El INAH es mucho más duradero que un sexenio y más diverso que su burocracia dorada. Ahí hay gente experta y honesta para investigar realmente qué ocurrió, que ocurre y qué ocurrirá con el patrimonio cultural afectado por el fastuoso proyecto militarizado llamado Tren Maya. Se lo deben a México.

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