Dicen que la desgracia de unos siempre beneficia a otros, para muestra lo que está a punto de ocurrir en Acapulco, donde la Guardia Nacional le dará una mordida de mil metros al terreno que ocupa el centro cultural más importante del puerto, en nombre de la seguridad del municipio. El plan para menguar el patrimonio cultural de los acapulqueños fue anunciado hace unos días por el secretario de la Defensa. De hecho, en medio del río revuelto que aún es el puerto debido al desastre provocado por el huracán Otis, elementos de la Guardia Nacional ya ocupan algunas de las destruidas instalaciones del Centro Cultural Acapulco, usándolo como cuartel de facto, según han denunciado miembros de la comunidad artística de esa ciudad que no dan crédito a lo que ellos califican como un atropello a los derechos culturales de los acapulqueños. Sin duda la seguridad del puerto es una prioridad, pero ¿de veras no había otras opciones en el largo y ancho municipio acapulqueño antes que apropiarse permanentemente de uno de los pocos espacios culturales dignos que tiene esa sufrida ciudad? En los años 70 del siglo pasado, un inmigrante alemán llamado Wolfgang Schoenborn Stuertz, empresario y amante del arte y la cultural, tuvo el gesto filantrópico de donar 12 mil metros cuadrados de un terreno ubicado sobre la costera Miguel Alemán para el beneficio y uso cultural del pueblo. Hoy, buena parte de ese privilegiado terreno (que seguramente vale millones de dólares) podría dejar de ser de acceso libre y convertirse en una instalación militar, en otras palabras, lo que un generoso alemán le regaló al pueblo acapulqueño, las fuerzas armadas del país ahora se lo quieren apropiar. Qué ironía que mientras el gobierno federal se jacta de haber abierto al pueblo de México las instalaciones militares de Los Pinos, ahora planee echar al pueblo de Acapulco, de los más amolados del país en estos momentos, de una parte de su espacio cultural más importante. Paradojas o, más bien, parajodas de la 4T.
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El Museo Nacional de las Culturas del Mundo cobrará entrada
Con un presupuesto histórico para 2024, el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) comenzará a cobrar la entrada al Museo Nacional de las Culturas del Mundo, después de mantenerse como recinto libre de acceso. La información de este súbito cambio para acceder al museo dedicado a exponer las culturas de otros países se dio a conocer en una reforma que se hizo a la Ley Federal de Derechos, el pasado 13 de noviembre. En la reforma se establece que el inmueble histórico que alberga al Museo Nacional de las Culturas del Mundo es de Categoría III, por lo que la entrada tendrá un costo de 75 pesos. Nos quedamos con la duda y visitamos el museo, y en la entrada nos dijeron que todavía no aplican la reforma pero que, por “decreto presidencial”, se comenzarán a cobrar la entrada en algún momento de 2024. Así que si usted tiene ganas de conocer más sobre la cultura japonesa, asiática o de Oceanía, no se sorprenda si ya tiene que pagar sus respectivos 75 pesitos.
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