La austeridad o las pocas ganas de trabajar se notan cada vez más en el Palacio de Bellas Artes. Se sabe que, para celebrar el 90 aniversario del Palacio, habrá una Novena sinfonía con la Ópera de Bellas Artes, cuya calidad es cuestionable desde los ojos más exigentes, y lo es más si se piensa en el tamaño de la efeméride y lo que amerita. Pero aquí no acaba todo: la historia dice que el Palacio se inauguró el 29 de septiembre de 1934, sin embargo, las presiones sindicales desembocaron en que no se va a poder celebrar el mero día, sino el 24. La cereza en el pastel es que el día 24, el cantante Rolando Villazón tendrá una gran gala en la Neza, mientras que el 29 habrá otra con Arturo Chacón (el 24, por cierto, también estará la gran Ute Lemper en el Lunario del Auditorio Nacional). Eventos que, por mucho, son más atractivos. Lo cierto es que el Palacio de Bellas Artes se merecía algo mejor, aunque si la intención era que su aniversario pasara de noche, pues... ¡felicidades! Parece que lo harán muy bien.
Zócalo, escenario para privilegiados
Qué privilegio contar con un magno escenario como lo es el Zócalo capitalino para presentar un solo libro, un privilegio que hasta ahora sólo ha gozado Beatriz Gutiérrez Müller, historiadora y esposa del presidente Andrés Manuel López Obrador. Este es uno de los pocos eventos culturales en el que el mandatario puso un pie, pues su acompañamiento en la vida cultural del país fue casi inexistente. ¿Cuántos talentos mexicanos no habrían querido contar con ese nivel de promoción para sus trabajos artísticos? Un sexenio en el que la Estrategia Nacional de Lectura (que dependía de la Presidencia de la República como parte de la Coordinación Nacional de Memoria Histórica y Cultural de México, cuya presidenta honoraria era la señora Beatriz Gutiérrez Müller) quedó en el limbo.
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