¿Qué está pasando en las instalaciones educativas que dependen del sector cultural que ni siquiera papel de baño tienen en sus indignos e insalubres baños? Lo mismo en el Centro Nacional de las Artes (Cenart) que en la Escuela Nacional de Antropología e Historia (ENAH) en los últimos días han ocurrido aguerridas protestas de sus respectivas comunidades por las condiciones en las que se estudia y trabaja en esas instalaciones. Antonio Zúñiga, director del Cenart, hombre de teatro y con muchas tablas, improvisó cuando su conferencia por los 30 de la fundación del Cenart quedó opacada ante los medios de comunicación convocados, debido a la protesta pública en la que se pedía, entre muchas otras cosas, sanitarios dignos, mejores condiciones laborales y transparencia en asuntos muy serios como un caso de acoso sexual. Así que don Antonio Zúñiga respondió que lo que sucede en el Cenart también es un problema que ocurre en “toda la administración pública”. Ah, bueno, menos mal. ¿Y las tablas…? Para rematar, el funcionario de la 4T, que alguna vez fue un creador teatral con dignidad respetado por su gremio, añadió que se trabaja en una solución “en la medida de nuestras posibilidades”. ¿Y qué posibilidades reales tiene el camarada Zúñiga de solucionar los problemas que ha provocado la austeridad posneoliberal y predanesa que padece la comunidad, mientras él cobra su sueldazo como director? Esta realista sección, que detesta dar falsas esperanzas, de una vez puede adelantar que no hay esperanza de solución rápida porque no hay dinero ni para el Cenart ni para la ENAH ni para numerosas instituciones culturales a lo largo y ancho del país que hoy por hoy funcionan sin los recursos necesarios para cumplir con sus tareas educativas, de investigación, divulgación, difusión, preservación, ni para hacer frente en tiempo y forma a sus compromisos de fomento cultural a través de becas y apoyos y ya no hablemos de las obligaciones patronales. Para colmo, nos cuentan que personal clave afectado dentro de la propia Secretaría de Cultura está muy alarmado porque al parecer viene lo peor: hacia junio se cortarán aún más los recursos. El presidente López Obrador prometió que no habrá Año de Hidalgo, pero, caramba, cómo se está pareciendo esto cada vez más a eso...
Lee también: El Premio de Zona Maco pasa de página y sin ver
Escríbanos a columnacrimenycastigo@gmail.com