Tania Mijares
“El futbol es la cosa más importante de las cosas menos importantes”. Hay quien señala que lo dijo el legendario entrenador itaiano, Arrigo Sacchi. Otros, se lo atribuyen al exjugador argentino, Jorge Valdano. Lo cierto es que cobija una verdad: El balompié cautiva y más aun con finales no aptas para cardiacos como la reciente que coronó a Messi como uno de los mejores de la historia.
Sin duda, el acontecimiento deportivo se comentará largo y tendido en las sobremesas, los medios de comunicación y allí donde se reúna la gente a repasar los detalles del emocionante encuentro como si su vida dependiera de ello. Se llama afición, pasión… fanatismo.
Ahora bien, eso no debe evitar que otros asuntos importantes sobre lo importante se nos traspapelen en la conversación pública. Sin ánimo de parecer una aguafiestas es importante que pongamos un punto de atención a lo logrado y a lo que ha quedado pendiente en la Conferencia de las Partes de la Conferencia de Naciones Unidas para el Cambio Climático (COP 27) celebrada en Sharm el-Sheikh, Egipto. Sin duda, los más cercano a un mundial ambiental que existe, pero en el que tenemos la certeza de que allí o todos ganamos o todos perdemos.
La cita de este año inició con un llamado de urgencia a la acción global lo más rápida que se pueda para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y, tristemente, se reconoció que estamos perdiendo la batalla, que los eventos climatológicos son cada vez más extremos y frecuentes y que tenemos que adaptarnos a esta nueva realidad.
Un segundo llamado a la comunidad internacional fue para pedir que las ambiciones climáticas vía las Contribuciones Nacionalmente Determinadas (NDC) sean renovadas con una meta climática cada vez más alta. Es decir, no bastan los compromisos actuales, sino que hay que hacer aún más.
Y sin duda, el tema que más ocupó los encabezados fue el de “pérdidas y daños” que exige a las naciones que más emisiones de gases de efecto invernadero han emitido compensen a los países afectados y más vulnerables por el cambio climático. Es decir, que se dé una reparación por las afectaciones causadas a países que prácticamente no emiten concentraciones de gases de efecto invernadero, pero que sí están sufriendo como producto de la emisión de estas.
En el ámbito nacional, vale la pena que dado que nuestra selección no dio mucho bueno de qué hablar en este mundial, aprovechemos ese tiempo para comentar el anunció de una nueva Contribución Nacionalmente Determinada que incluye, entre otras cosas, el aumentar del 22 al 35% la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero.
Para lograrlo se van a generar 105 GW de energía limpia, se va a capturar el 98% de gas metano de instalaciones de Pemex, se van a crear más áreas naturales protegidas, habrá más acciones de reforestación, se van a crear plantas de hidrógeno y se promoverá la electromovilidad. Claro, la pregunta es cómo.
Lo que me lleva a otras preguntas: ¿Realmente se transformará la política energética del país que ha venido sistemáticamente declarándole la guerra a las energías renovables? ¿La Secretaría de Energía (SENER), será un actor relevante o se le hará a un lado para conseguir las metas propuestas? ¿Desarrollaremos un Plan Nacional de Implementación? ¿Cómo usaremoslos 48 mil millones de dólares que ofreció Estados Unidos para ayudar a México a cumplir con sus compromisos climáticos?
Las respuesstas deberían de llegar a través de una evaluación rigurosa sobre los programa que el gobierno presenta como medidas de mitigación al cambio climático, como son la construcción del Tren Maya y el programa Sembrando Vida como medidas de mitigación climática, pues podemos caer en el supuesto del “greenwashing”, es decir, la fachada ambientalista para justificar otras acciones. Por ejemplo, el World Resources Institute (WRI) ya hizo un estudio en el cual se demuestra que Sembrando Vida deforestó alrededor de 73 mil hectáreas en el 2020. En el caso del Tren Maya, éste ha sido un destructor de la selva en la península de Yucatán y eso es contrario a promover la captura de carbono.
Me gusta pensar que no hay acciones pequeñas y que todo esfuerzo cuenta. Por eso quiero resaltar como uno de los resultados positivos de esta COP27 la creación de un mecanismo financiero para hacer frente a las pérdidas y daños que ayudará a los países pobres (llamados también del Sur global) y vulnerables a hacer frente a los desastres climáticos cada vez más frecuentes e intensos, derivado de las emisiones de gases de efecto invernadero emitidas por los países ricos (Países del Norte Global). Sin duda, un plan que deja ver una voluntad de trabajo coordinado para encarar la crisis. Al fin de cuentas —y recurriendo nuevamenta al refranero futbolero— como dijo otro de los astros argentinos, Alfredo Di Stefano, “ningún jugador es tan bueno como todos juntos”.
Abogada ambiental y Panelista de 1.5 grados para salvar al planeta.