Por Napoleón Fillat Ordóñez
Las orcas, conocidas injustamente como ballenas asesinas, son uno de los animales más poderosos y atractivos de los mares. Estos mamíferos, que en realidad pertenecen a la familia de los delfines, conforman complejas sociedades para la caza y la crianza; llegan a medir hasta siete metros de largo y a pesar cinco toneladas, y por su alta efectividad a la hora de cazar cargan con el estigma de ballenas asesinas.
En las aguas de Baja California Sur (BCS) nada la reina de los mares, la orca (Orcinus orca), un depredador que puede alimentarse de cualquier ser vivo que se encuentre en el océano. La presencia de estos majestuosos animales indica un ecosistema saludable, por lo que es fundamental entender completamente su comportamiento y necesidades básicas para regular las actividades humanas que puedan afectarles y, de este modo, proteger también a las demás especies relacionadas con ellas. Sin embargo, el panorama en los mares de Baja California Sur se ha tornado en blanco y negro, ya que se ha prendido un foco rojo en el radar del respeto y la conservación de esta especie.
Este cambio se debe al incremento de su popularidad adquirida con los espectáculos ofrecidos en diversos parques acuáticos alrededor del mundo, donde se les ve amigables con los seres humanos, obedientes e incluso domesticables. Sin embargo, no debemos olvidar que estamos hablando de uno de los depredadores más letales de nuestro planeta, tan inteligentes que logran profundos vínculos con los seres humanos, como se muestra en la famosa película "Liberen a Willy". Pero los contenidos de las redes sociales han exacerbado esta tendencia, creando situaciones peligrosas.
Ver a las orcas en los mares de México es verdaderamente un golpe de buena suerte. A diferencia de otras especies, las orcas no tienen una temporada fija, no se alimentan de una sola presa ni siguen rumbos establecidos. Con sus estructuras sociales altamente complejas y características anatómicas eficientes, pueden moverse por donde sea. Sin embargo, hoy en día, la información acerca de su ubicación, comportamiento y alimentación está al alcance de cualquier red social. Incluso podemos ver transmisiones en vivo de prestadores de servicios turísticos que se encuentran en la zona. Esta situación ha propiciado que en los últimos años, se vea un crecimiento acelerado de dinámicas de observación y nado con estos animales, una actividad no regulada que podría dar pie al primer incidente con humanos en vida silvestre.
Al menor reporte de avistamiento, decenas de pangas con turistas a bordo llegan al lugar, lo cual no estaría mal si se hace con protocolos, respeto y cuidados necesarios para no vulnerar a ambas especies. Pero lo que estamos viendo es que un público sin ningún tipo de entrenamiento, equipamiento ni conocimiento del comportamiento de las orcas se lanza al agua para tener la experiencia de nadar con estos gigantes.
Al mismo tiempo, en cuestión de minutos, el cielo se llena de drones para no perderles la vista, con aeronaves estableciendo contacto con los prestadores de servicio para reportar movimientos de las orcas, creando un verdadero caos en el mar, estresando y hostigando a los animales que respetan al ser humano solo por cortesía.
Es crucial hacer un llamado a todos los amantes de la naturaleza y a las autoridades para que logremos un programa de manejo integral en el que los prestadores de servicios puedan tener ingresos considerables estableciendo protocolos para sus clientes, asegurándose de que son nadadores certificados, bien equipados y sobre todo bien informados sobre lo que es la orca y los pasos a seguir para poder verlas de manera segura. Si la regulación del nado es favorable, debe hacerse de forma segura para seguir fortaleciendo la relación entre ambas especies.
No sería correcto privar a la gente de tener encuentros cercanos con especies como esta en el mar, ni imponer una sobrerregulación que afecte las economías de los prestadores de servicios, llevándolos a malas prácticas como la extracción de especies marinas para asegurar ingresos. Estamos a tiempo de llevar a cabo acciones antes de que ocurra un lamentable accidente por la búsqueda de momentos virales en redes sociales.
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