Ing. Luis Robledo Cabello
Coordinador del Comité de Infraestructura
Colegio de Ingenieros Civiles de México
El futuro para los seres humanos tiene dos componentes: la natural y la antropogénica
No podemos modificar los eventos naturales del futuro (terremotos, volcanes, maremotos, aludes, deslizamientos, etc., todos ellos impredecibles e inevitables), pero podemos tomar medidas para adaptarnos a ellos (diseños antisísmicos, infraestructura, ordenamiento territorial, ubicación de la población, etc.)
Los eventos antropogénicos futuros son previsibles y modificables (crecimiento de la población, urbanización, industrialización, emisión de gases efecto invernadero, calentamiento global, etc.).
No es posible predecir el futuro, pero se puede tener una visión del futuro imaginando escenarios de ocurrencia de todo tipo de eventos.
Por ejemplo, imaginar escenarios de eventos naturales nos permite pensar en acciones para preverlos y adaptarnos a su ocurrencia (sequías cada vez más frecuentes, intensas y de mayor duración, diseño antisísmico de estructuras, ubicación de la población en zonas no sísmicas y sin inundaciones, etc.).
Imaginar escenarios de ocurrencia de eventos antropogénicos, nos permite pensar en acciones no sólo para preverlos sino también para modificar los efectos de su ocurrencia (presas de almacenamiento de agua para épocas de sequías, normatividad antisísmica, crecimiento urbano e industrial ordenado, disponibilidad de alimentos y servicios, reducción de los gases de efecto invernadero, menor utilización de combustibles fósiles, obras para mitigar o evitar inundaciones, etc.).
Esta imaginación de escenarios debe tomar en cuenta los Objetivos del Desarrollo Sostenible (ODS).
Por lo anterior, es posible como ingenieros civiles tomar algunas acciones ante la posible ocurrencia de eventos antropogénicos, las cuales pueden desarrollarse a través de la planeación de la infraestructura.
La planeación de la infraestructura debe partir del diagnóstico de la situación actual y de una visión de las necesidades y oportunidades futuras.
La planeación de la infraestructura consiste en pensar en proyectos para adaptarnos a los eventos futuros tanto de carácter natural como antropogénico.
La planeación de los proyectos debe cubrir todo el territorio del país y debe ser regional (sismos del Valle de México, el agua y las sequías en el norte del país, las inundaciones en el sureste, la ubicación de la industrialización en donde resulte más conveniente para el país, el control de la aceleración de las grandes concentraciones urbanas, etc.)
En un país democrático como México la planeación debe considerar las fronteras geopolíticas (regiones, estados y municipios) y la participación de las autoridades estatales y municipales.
La planeación es el proceso clave para identificar necesidades y aprovechar oportunidades futuras, de las cuales se derivan los proyectos de infraestructura para beneficio de la población y para el desarrollo económico integral de México.
La programación de la infraestructura debe contemplar proyectos a corto, mediano y largo plazo (6, 12 y 25 años).
Es previsible que el futuro de la infraestructura en México tenga una estrecha vinculación con la urbanización acelerada y la industrialización (transporte, agua, energía, viviendas, escuelas, hospitales, residuos urbanos e industriales y servicios de todo tipo), sin desatender la infraestructura en el medio rural en donde se ubica gran parte de la población en pobreza extrema.
Actualmente la sociedad está mejor comunicada, informada e influye en las decisiones de los proyectos de infraestructura y no es raro que rechace proyectos importantes relacionadas con el desarrollo aunque parezcan necesarios o sean impulsados en forma centralizada.
Diseñar los escenarios de planeación para el futuro será cada vez más complejo en función de la creciente participación de la sociedad de carácter sociopolítico.
La planeación debe ser dinámica, flexible y aprovechar el desarrollo de la investigación y de nuevas tecnologías relacionadas con el diseño, construcción, operación y conservación de la infraestructura.
Ante la incertidumbre derivada de la aceptación social de las iniciativas de infraestructura, es conveniente que los proyectos sean construidos previa aceptación social y contando con todos los estudios, proyectos y presupuestos necesarios tanto para su construcción como para su operación, conservación y mantenimiento durante su ciclo de vida. No deben iniciarse proyectos que no cumplan con estos requisitos que exige la sociedad.
Los proyectos deben obedecer a una visión integral del desarrollo regional y nacional, no como acciones aisladas.
La selección de los proyectos debe basarse en una visión de beneficios a largo plazo, sin atender solamente las necesidades de corto plazo.
La infraestructura de todo tipo es el activo físico de mayor importancia para la sociedad, porque permite la producción de bienes y servicios para una vida digna.
Los responsables de la planeación deben someter los proyectos a los grupos sociales interesados previamente a su ejecución. Este es un reto importante. La manipulación de las redes sociales puede crear ambientes no favorables a ellos e inclusive ambientes favorables a proyectos no deseados o innecesarios.
Deben diseñarse canales de comunicación para la participación ciudadana, dándoles información a los grupos organizados que representen a la ciudadanía sin llegar a excesos de consultas masivas de carácter popular, estableciendo diálogo con esos grupos organizados aprovechando los medios de comunicación electrónicos para recibir opiniones, lo cual debe quedar a cargo de especialistas en sociología y comunicación con una componente jurídica importante que la valide y con la participación de ingenieros civiles en la parte técnica.
Es conveniente contar con organizaciones de carácter técnico, sociológico y jurídico para identificar las inquietudes y dialogar con la sociedad, en las que participen actores políticos, sociales, profesionales y académicos interesados.
Estas organizaciones deben ser permanentes, trascendiendo períodos de gobierno, jornadas electorales, etc., ya que muchos proyectos y acciones requieren de largos períodos de análisis, estudios, concertación y construcción.
Los resultados obtenidos de las consultas desarrolladas por estas organizaciones serían la base para definir los planes y programas para el desarrollo de la infraestructura.