La infraestructura civil desde su concepción tiene una vida útil definida, la cual puede ser mayor o menor a la predefinida con base en el mantenimiento y/o rehabilitación que se dé a la misma. Su evolución debe considerar tres aspectos vitales en su ciclo de vida, los cuales son: tiempo, eventos discretos y la integridad estructural, la cual es afectada entre los dos anteriores.

El TIEMPO va ligado directamente con la durabilidad de la infraestructura debido a una serie de acciones existentes, como son las medioambientales. (corrosión, cambio climático, entre otros), antropogénicas (fatiga) y endógenas (envejecimiento), sólo por mencionar algunas.

Los EVENTOS DISCRETOS van relacionados con la resiliencia de la infraestructura, que puede incluir acciones accidentales (choques), deliberadas (ataques directos a la infraestructura) y errores humanos (diseño, construcción, operación y mantenimiento).

Si entendemos con claridad que el tiempo y los eventos discretos afectan directamente la vida útil de la infraestructura, también será clara la importancia que adquiere el mantenimiento y/o rehabilitación de la misma de manera oportuna para que se recuperen la durabilidad e integridad estructural.

Cuando no lo hacemos de manera oportuna, lo que ocurre normalmente es que los costos para atender la infraestructura se elevan de manera importante, así como los tiempos de atención o interrupción a la misma con los correspondientes costos indirectos generados a la sociedad.

Derivado de lo anterior, es importante hacer una clara y seria evaluación -ante la recurrente escasez de recursos- de qué es más conveniente; esperar a dar la atención necesaria a la estructura con los riesgos correspondientes, o atender cuando puede ser más seguro y económico. Dicha evaluación no es privativa de las grandes estructuras. Esto aplica también a los hogares y estructuras de particulares, debiendo hacer la misma evaluación.

Si estamos hablando de que uno de los motivos que retrasan el mantenimiento y/o rehabilitación es la escasez de recursos, debiéramos de pensar cómo podemos hacer más eficiente el uso de dichos recursos.

Es poco común contar con la información necesaria para que dicha intervención sea rápida y menos costosa. La información a la que nos referimos es a los planos estructurales “así quedó construido” (as-built), memoria de cálculo, estudios de campo que permitirían realizar una inspección más rápida, igual que la revisión de gabinete y reducir la cantidad de estudios para verificar que la información entregada y que se utilizará en el análisis es correcta. Debemos encontrar la forma de que esta información esté siempre disponible hacia el futuro.

Así mismo, es importante que al hacer cualquier mantenimiento y/o rehabilitación, se haga con las consideraciones necesarias que requerirán futuras intervenciones a dicha estructura.

No olvidemos que una estructura bien mantenida y en su caso, rehabilitada, extiende su vida útil más allá de lo originalmente planeado y además ayuda a reducir el uso de materiales en la construcción y de los desechos que tanto afectan al cambio climático

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Ing. Sergio Aguilar
Coordinador comité Infraestructura CICM

 

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