Por: Ing Guillermo Casar Marcos
Los constructores de las antiguas culturas, Azteca y Maya entre otras, cuyas edificaciones han mantenido al paso del tiempo su funcionalidad, algunas por la protección que el follaje de la naturaleza les ha brindado, otras por los ingeniosos y recios materiales, y por los procesos constructivos con que fueron realizadas, nos legaron obras que merecieron el asombro de los conquistadores, quienes aprendieron de esa manera de construir; obras, que han sido y serán siempre objeto de admiración.
Muchos son los ejemplos de talento en los constructores de aquel tiempo, como lo vemos en el Arco Maya, elemento presente en todas las edificaciones de esa civilización. Otras soluciones pueden apreciarse en la infraestructura hidráulica realizada por los “primeros ingenieros civiles mexicanos” en la Gran Tenochtitlán, y en los lagos de Texcoco y Xochimilco. Así mismo, algo muy relevante de los constructores mayas fueron sus conocimientos físicos y matemáticos (Ingeniería Civil) que dieron esa extraordinaria solidez a su monumental arquitectura; pero también, su observación del cielo, los astros y los agentes naturales, adelantándose a lo que hoy conocemos como Diseño Bioclimático.
En efecto, basta visitar alguna de sus zonas arqueológicas sobre todo en verano, para pasar del calor exterior al fresco interior de sus espacios construidos. Pero no solo los templos y palacios fueron levantados considerando las trayectorias del sol y del viento para aprovechar la luz y lograr una temperatura confortable, esto último también se dio en gran parte de la vivienda mesoamericana con el empleo de materiales como el adobe y el bambú.
Lo anterior es un claro antecedente de como la construcción debe llevarse a cabo aprovechando inteligentemente los recursos naturales sin deteriorarlos; es decir, racionalmente. Otras civilizaciones también tuvieron lo propio, como Perú, Egipto y Grecia.
Hoy, esa práctica se ha transformado en normas y tecnología para la edificación sustentable, pero su establecimiento y aplicación mundial no ha sido fácil ni rápido, pues va siendo resultado de los esfuerzos y de la creciente preocupación por la conservación del medio ambiente. Así, en 1987 se logró un acuerdo internacional cuyos propósitos se expresaron en el Reporte Brundtland: “Nuestro Futuro Común”, que definió al desarrollo sustentable como aquél que satisface las necesidades actuales sin comprometer a las futuras generaciones, por lo que mundialmente es considerado como “Ética Global” en la que la protección del medio ambiente se reconoce como el cimiento del desarrollo económico y social a largo plazo. De este modo, el concepto de Desarrollo Sustentable dio paso al de Desarrollo Sostenible, como un proceso que se mantiene por sí solo. Tal es el caso de un desarrollo económico que puede alcanzarse sin ayuda del exterior y sin mermar al interior sus recursos naturales.
En 2015, la Conferencia de Naciones Unidas COP-21 celebrada en París, dio a conocer la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, con sus 17 Objetivos para el Desarrollo Sustentable (ODS) y 169 Metas a cumplir para el 2030 si queremos evitar un aumento de cuando mucho 2 °C la temperatura media anual y sus graves consecuencias como huracanes, inundaciones, incendios forestales y sequías. Estos ODS abarcan prácticamente todas las acciones humanas y sus impactos, y para el caso de la Ingeniería Civil como actividad profesional, citamos cinco:
El 7 sobre Energía Asequible y no contaminante; el 9 de Industria, Innovación e Infraestructura; el 11 para Ciudades y Comunidades Sostenibles; el 13 en Acción por el Clima; y el 15 con Vida en Ecosistemas Terrestres. Estos objetivos y sus metas, buscan entender y analizar las causas, medir sus efectos e implementar soluciones a los problemas del Cambio Climático y el Calentamiento Global. Entre las metas de los ODS orientadas a la construcción y edificación sustentables, están la Innovación y la Infraestructura, y la Nueva Conformación de los Espacios Urbanos.
México ha iniciado la adopción de estos compromisos y ya contamos con una base normativa lograda con el apoyo de la Asociación de Normalización y Certificación, A.C. (ANCE) y el Organismo Nacional de Normalización y Certificación de la Construcción y Edificación, S.C. (ONCCE) para que conforme a la nueva Ley de la Infraestructura de la Calidad, se revisen y actualicen las Normas Oficiales Mexicanas para que los diseños y proyectos de Ingeniería Civil consideren el empleo de materiales amigables con el medio ambiente y de procedencia certificada, así como el uso eficiente del agua y de la energía, además de cumplir con la funcionalidad y seguridad requeridas.
En los últimos años, el Colegio de Ingenieros Civiles de México, A.C. ha estado apoyando el diplomado: Taller Internacional de Métodos y Procedimientos de Certificación y Normalización para la Edificación Sustentable, que se lleva a cabo en la UNAM y aborda estos importantes temas.
Colegio de Ingenieros Civiles de México.