La economía de los países se divide usualmente en tres sectores, el primario, el secundario y el terciario. El sector primario está formado por las actividades económicas relacionadas con la recolección o extracción y transformación de los recursos naturales, con poca o ninguna manipulación y son por ejemplo la agricultura, la ganadería y la pesca entre otras y generalmente sus productos se utilizan para su comercialización y como materia prima de actividades industriales subsecuentes. El sector secundario es el que transforma la materia prima en productos o equipos de consumo, mediante la aplicación de procesos, agregándoles valor a los productos primarios. El sector terciario está formado por la industria que es una actividad económica surgida de la Revolución Industrial del Siglo XIX, que utiliza productos como el carbón, el vapor, el hierro, el acero, la electricidad y productos químicos, entre otros, para transformar las materias primas en nuevos productos intermedios o en productos de consumo directo final.
Actualmente se han sumado a estos tres sectores la informática y la tecnología que contribuyen al desarrollo más eficiente de los bienes y servicios.
El desarrollo económico depende de la mayor o menor actividad de los tres sectores, pero siempre con el objetivo final de la producción de bienes y servicios que requiere la sociedad para su bienestar.
Los bienes y servicios generalmente son producidos por los particulares, por el sector social y por los gobiernos; en todos los países las tres partes se encargan de la producción.
El tipo, la cantidad y la calidad de los bienes y servicios que se producen dependen de la demanda que de ellos haga la sociedad y de su capacidad económica para adquirirlos.
El tamaño de la demanda en cantidad y diversidad de bienes y servicios depende a su vez de la capacidad económica de sus habitantes y en el caso de las exportaciones depende de la capacidad de los habitantes de los países compradores.
A su vez la capacidad económica de los consumidores de bienes y servicios depende de sus ingresos, los cuales dependen de la cantidad de empleos existentes y de la generación de nuevos empleos, así como de los niveles de sueldos de los trabajadores.
Existe una estrecha relación entre la oferta y la demanda de bienes y servicios. Una mayor demanda genera el interés de los productores por incrementar la oferta lo cual conduce a la generación de nuevos empleos y como resultado los trabajadores tienen mayores ingresos para comprar los productos y los servicios y con ello se reactiva la economía.
También una mayor oferta puede generar una mayor demanda, especialmente cuando se establece competencia entre productos similares, lo cual motiva a los compradores a adquirir nuevos productos.
La Ingeniería Civil mexicana participa en forma muy importante en la producción de bienes y en la prestación de servicios de muy diversos tipos que demanda la sociedad, trabajando en la infraestructura.
Existe tendencia a pensar que el impacto de la Ingeniería Civil mexicana se limita a su participación en el diseño, la construcción, la operación, la conservación y el mantenimiento de las obras, ya sea de infraestructura gubernamental o de obras de los particulares, pero esto no es así.
Además de la participación directa de los ingenieros mexicanos, existe una importantísima repercusión es lo que se conoce como “La Cadena Productiva de la Ingeniería”. La construcción de cada obra de ingeniería civil requiere de mano de obra, materiales, insumos, maquinaria y equipo, cuya producción genera empleos como parte de la cadena productiva; por ejemplo para una presa se requieren materiales pétreos, cemento, acero y agua entre otros materiales que al producirse, transportarse y colocarse generan empleos en sitios muy diversos del territorio nacional; una carretera requiere materiales pétreos, acero, cemento, agua, asfalto, señales viales, etc., que también generan empleos; una obra de agua potable necesita tuberías, piezas especiales, válvulas, tomas domiciliarias, pozos y equipos de bombeo en cuya fabricación y construcción se generan empleos; una escuela requiere tabiques, grava, arena, cemento, acero, madera, tuberías de agua potable, conductores eléctricos, iluminación, herrería, vidrios, muebles sanitarios, pisos y muchos elementos más que durante su producción, transporte e instalación también generan empleos; así podrían mencionarse una gran cantidad de obras de la ingeniería civil mexicana que dan lugar a la cadena productiva de la ingeniería generando empleos y reactivando la economía nacional.
Puede asegurarse que al asignar fondos suficientes y oportunos por parte de los gobiernos a la construcción de obras de infraestructura, la derrama económica a nivel regional y en todo el país es inmediata a través de la generación de empleos; los trabajadores utilizan sus ingresos de inmediato en la adquisición de bienes y servicios que les permitirán incrementar su nivel de bienestar y con ello se logrará acelerar la reactivación económica con el gran impacto en el bienestar social que le urge a México.
Respecto a los servicios públicos como el transporte, el agua y la energía, si los gobiernos establecen cuotas y tarifas razonables a la prestación de esos servicios, contarán con los ingresos que permitan la participación y recuperación de la inversión privada, sin privatizarlos, lo que potenciará la reactivación económica.
Estamos seguros de que la sociedad estará de acuerdo en pagar cuotas y tarifas suficientes que les permitan a los prestadores de servicios, construir las obras necesarias con el apoyo del sector privado, porque con ello tendrá acceso a servicios de buena calidad, a precios asequibles conforme a los ingresos derivados de sus sueldos, contribuyendo así la Ingeniería Civil Mexicana a una rápida reactivación económica de México.
Colegio de Ingenieros Civiles de México, A. C.