Por: Ing. Héctor Lases Mina
Coordinador Adjunto
del Comité de Infraestructura del Transporte CICM
Conocida como la Vía T-MEC, la principal vía de comunicación y traslado de mercancías en nuestro país es, sin duda alguna, la autopista Ciudad de México – Nuevo Laredo que, en su tramo Ciudad de México – Querétaro, e inclusive hasta la ciudad de San Luis Potosí, se ha convertido en la peor pesadilla para automovilistas y autotransportistas. Es por esta autopista, operada en su tramo de cuota por Caminos y Puentes Federales de Ingresos y Servicios Conexos (CaPuFe), empresa del Estado y operadora de BANOBRAS y de la Secretaría de Infraestructura, Comunicaciones y Transportes (SICT), que se moviliza cerca 25% del PIB nacional y, diariamente, más de 300,000 vehículos particulares, de transporte público de pasajeros y de carga.
En el tramo de la Ciudad de México, a la altura del municipio conurbado de Tlalnepantla de Baz, y hasta la muy conocida “Cuesta China” en la ciudad de Santiago de Querétaro, lo que puede uno experimentar como usuario es realmente impensable, casi un deporte extremo, no apto para cardiópatas. Empezando por una cantidad interminable de obras de “mantenimiento menor” y “reconstrucción”, hasta accidentes fatales, derivados de la imprudencia de algunos, que se combinan con la falta de control de la Guardia Nacional – Carreteras, “GN-Carreteras”, y la falta de vehículos insignia de la operadora-concesionaria del Estado “CaPuFe”, a quien le corresponde el control de los desvíos de acuerdo con la normativa vigente aplicable a la operación y mantenimiento de carreteras de la SICT.
Cabe señalar que esta vía troncal y neuronal para la comunicación y el comercio nacionales ha estado en reconstrucción permanente, por lo menos, durante los últimos cuatro años, sin contar los múltiples lapsos anteriores de reconfiguración que ha sufrido. Los tramos de Tepotzotlán a Tepeji del Río (Km 43 a 90) y de Palmillas a Pedro Escobedo (km 147 a 192), metros más metros menos, evidencian un descuido criminal. Obras con desvíos mal hechos, embudos que pasan de 6 carriles a 1 carril en tramos de menos de 500 m., longitudes continuas de obra de hasta 20 kilómetros en los que, si bien va, se encuentra una solitaria máquina trabajando de forma esporádica.
En lo personal, circulo la vía entre dos y cuatro veces por semana, imagínense ustedes el martirio que ha sido. El último incidente, y también el más grave, fue el día 31 de octubre. Sucedió que cuando salí hacia las 10:00 a.m. de Querétaro con destino a la Ciudad de México, sin que hubiese una sola unidad de la GN-Carreteras o de CaPuFe, llegando al entronque con la carretera libre a la ciudad de Pachuca antes de Palmillas, en donde está el famoso restaurante de barbacoa hidalguense, al que
muchos pasamos a almorzar, tuve que hacer alto total de manera intempestiva. Después de 25 minutos detenido, se me ocurre ver el X (antes Twitter) y me encuentro con las publicaciones escuetas de los concesionarios del Arco-Norte y CaPuFe, que en nada contribuían a mejorar el servicio en dichas vías de cuota.
Tuve la suerte de poder desviarme y regresar a Santiago de Querétaro, después de intentar otra ruta con tal de llegar a un compromiso que, hasta entonces, era ineludible. El intento fue inútil pues el resto de las carreteras estatales que confluyen en dicho tramo, la Pachuca-Palmillas o la Palmillas-Acambay, estaban totalmente “colapsadas”, como les ha dado por decir en los medios, o sea, llenas de vehículos atrapados. Es inconcebible la carencia de una adecuada coordinación entre Arco-Norte y CaPuFe para evitar los intentos de afluencia vehicular al Arco Norte que, derivado de esta falta de coordinación, tenía tan larga cadena de vehículos estacionados, que terminaron ocupando con usuarios detenidos que aspiraban a circular, más de 60 kilómetros de la Autopista México-Querétaro, además de los ya detenidos dentro del Arco-Norte. El flujo vehicular normal se restituyó ¡casi 24 horas después del accidente ocurrido dentro del Arco Norte! Al respecto, me pregunto: ¿en dónde está la GN Carreteras, tomando su responsabilidad de salvaguardar la integridad, la salud y la vida de los usuarios que utilizamos las vías de comunicación nacionales?, ¿en dónde están los operadores de Arco-Norte y de CaPuFe, gestionando responsable y diligentemente el flujo vehicular dentro de sus autopistas y no solamente limitándose a estar enviando mensajes en las redes sociales?
Nuevamente, sólo quince días después, los días 15 y 16 de noviembre, por la volcadura de una pipa de gas en el Km 160 (en San Juan del Río, enfrente al cuartel de la Guardia Nacional), con dirección a Querétaro, la Autopista Méx-Qro permaneció cerrada por cerca de 24 horas nuevamente, durante las cuales se acumularon casi 100 km de vehículos estacionados, hasta el km 60, muy cerca del Circuito Exterior Mexiquense y de la caseta de Tepotzotlán. Esto es inconcebible, la primera responsabilidad después de un accidente y de haber puesto a salvo y resguardo a los involucrados es poner nuevamente en operación segura la vía de comunicación.
Es inconcebible e inaceptable que estas afectaciones a la vida y economía de los usuarios, que provocan grandes sobrecostos al autotransporte de carga nacional y pérdida de horas-persona a los pasajeros, sucedan en un país con una red de caminos de casi 400,000 kilómetros. La situación es todavía más grave si eso sucede en la principal vía de comunicación de personas y mercancías, que es la ruta Ciudad de México - Nuevo Laredo. Es urgente que las autoridades responsables se hagan realmente cargo y trabajen para mantener las vías de comunicación íntegras y seguras en favor de sus usuarios, que existan protocolos de actuación entre las diferentes concesionarias de las autopistas y carreteras federales para evitar la recurrencia de estos incidentes. Insisto, este fue muy grave. Sin embargo, en la Autopista México-Querétaro, esto sucede muy frecuentemente, con desgracias personales y económicas que lamentar. Es responsabilidad de los usurarios respetar las señales de tránsito y los límites de velocidad. Tan cierto como ello es también la responsabilidad de la GN-Carreteras de vigilar que esto se cumpla y la de CaPuFe, como de cualquier otro concesionario y operador de carreteras, en hacer que los desvíos por accidentes y por
obras de mantenimiento y reconstrucción respeten la normatividad aplicable en todo momento. Salvaguardar la integridad de la vida de las personas y de sus bienes es su responsabilidad. ¡Cumplan con ella!