Ing. Héctor Lases Mina

Coordinador del Comité de Infraestructura del Transporte

Colegio de Ingenieros Civiles de México, A.C.

La Infraestructura del Transporte en todas sus modalidades: carreteras, ferrocarriles, puertos, aeropuertos y movilidad urbana, es un detonador natural del desarrollo, del bienestar social e impulsor de las economías, y en México no es la excepción. En el contexto socioeconómico nacional, se vuelve impostergable su mejoramiento integral, incluyendo planeación de largo plazo, esquemas de financiamiento novedosos que incluyan la participación público-privada y un mantenimiento y operación eficientes. Todo lo anterior con la adopción de nuevas y mejores metodologías y tecnologías en todas sus áreas y fases, desde su concepción, su planificación y desarrollo, hasta su construcción, operación y mantenimiento, su interoperabilidad y multimodalidad eficientes.

En este contexto, la Infraestructura del Transporte se vislumbra como la columna vertebral del crecimiento económico nacional; conformada por vías de comunicación carretera que promuevan una movilidad ágil de personas y mercancías por todo el territorio nacional, en condiciones seguras, óptimas y de forma continua; por sistemas ferroviarios de carga y de pasajeros eficientes y a costos competitivos; por puertos e infraestructura marítimo-portuaria para embarcaciones de corto y gran cabotaje, que promuevan e incentiven el comercio nacional e internacional y un eficiente trasvase de mercancías a otros sistemas de transporte, como son el ferrocarril y las carreteras, hasta sus destinos finales; por aeropuertos que presten un servicio de calidad a los pasajeros nacionales e internacionales, en sus viajes de placer y de negocios, y la carga que en ellos se inter-cambia principalmente con otros países, y por último, por los sistemas de movilidad y transporte urbano, que deben privilegiar al usuario para darle servicios que mejoren su calidad de vida, que les permitan su desarrollo económico, educativo, social y de salud, de manera sostenible.

En el mundo se ha comprobado que para lograr crecimientos económicos sostenidos, los países deben invertir anualmente en nueva infraestructura, alrededor del 5% de su Producto Interno Bruto, en este momento para nuestro país eso significa 75,000 millones de dólares estadounidenses, es decir 1.5 billones de pesos (1,500,000,000,000.00 de pesos mexicanos ) y además, contar con sistemas de planeación de la infraestructura que prioricen los proyectos necesarios para promover el crecimiento socio económico que el país demanda, para satisfacer las necesidades presentes y futuras de su población. íntimamente ligado con ello, es imprescindible contar con una gerencia de proyectos, que inicie desde la concepción misma del proyecto, y que garantice, de la mano de la planeación, una ejecución en precio, calidad y costo, que optimice la operación y el mantenimiento de la infraestructura y garantice así el servicio que debe dar a la sociedad.

Resulta impostergable, en bien de la sociedad y del desarrollo económico nacional, la inversión creciente y sostenida en infraestructura sustentable, con costo, tiempo y calidad de construcción, que permitan una operación y mantenimiento eficientes y que hagan de dichas infraestructuras, inversiones sociales y económicamente rentables.

Si duda alguna, un marco jurídico que dé certidumbre a la inversión privada a largo plazo y una normatividad clara y precisa, incentivan la confianza de los inversionistas nacionales y extranjeros, pues permiten, esquemas de inversión mixtas como son las concesiones y asociaciones público privadas, contratos multianuales de operación mantenimiento y rehabilitación, obras públicas financiadas y otros más, bajo esquemas de compartición de riesgos y beneficios que promueven el desarrollo social y económico, y en consecuencia, un crecimiento sostenido; todo ello ha sido exitosamente comprobado en todo el mundo, y México no debe ser la excepción.

Por todo lo anteriormente expuesto, se hace imprescindible la inversión en capital humano de excelencia, en tecnologías y sistemas de vanguardia, en una planeación de largo plazo, en procedimientos constructivos altamente eficientes que prioricen la econo-mía circular, el cuidado del medio ambiente, la inclusión social y planes y programas de operación y mantenimiento eficientes en beneficio de la sociedad; todo ello, sin duda alguna, siempre rendirán frutos en el ámbito comercial, industrial, social y de desarrollo económico. Por todo esto, la participación de la ingeniería civil mexicana, su especiali-zación y su actualización profesional permanente con tecnologías de punta, el trabajo conjunto e interdisciplinario con el resto de los profesionales y expertos que participan en estos proyectos se vuelve cada día más importante, en un mundo en el que la com-petencia por los recursos de la inversión extranjera directa se vuelve feroz. Necesitamos más y mejor infraestructura del transporte, del agua, de energía y para el desarrollo urbano, que nos permitan ofrecer a nuestros habitantes, más y mejores empleos bien pagados y a los inversionistas mejores condiciones de rentabilidad y estabilidad de largo plazo para sus empresas. Estamos en tiempo para aprovechar las condiciones geopolíticas de nuestro país, en el contexto de la zona comercial más grande del mundo que es América del Norte, sin olvidarnos, por supuesto de América Central y América del Sur.

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