Por: Sergio Aceves Borbolla
Recientemente vivimos una situación verdaderamente extraordinaria en la región económica en la que nos encontramos. Y para ser más específico, una alteración severa al clima, que no sería difícil que se repita en el futuro, nos enfrente a enormes retos de abastecimiento de energía eléctrica y suministro de Gas Natural, lo que nos obliga a reflexionar sobre este tema.
Empecemos con el porqué señalar que el Gas Natural es un combustible tan relevante en los esfuerzos por buscar un ambiente de menores emisiones de efecto invernadero en el mundo. Es importante entender que para que modifiquemos nuestro patrón de generación de energía en sus diversas formas, para prácticamente todos los propósitos, ya sea para generación de calor para hogares e industrias en sus diversos procesos, para generación de electricidad para satisfacer necesidades de familias, de servicios públicos y oportunidades de producción para el campo y la industria, los servicios y el comercio, y también en el transporte , el Gas Natural es un combustible que ha ido tomando mayor participación, con tecnologías de compresión y de licuefacción con soluciones que han ido resolviendo temas de seguridad, disponibilidad y eficiencia.
La aspiración de alcanzar el derecho humano a un medio ambiente sano, los compromisos adquiridos por el país en foros internacionales para enfrentar el cambio climático y la vocación del ingeniero civil de cumplir con sus obligaciones ante la sociedad nos obliga a no mantenernos ajenos a la evolución de las políticas, planes y proyectos que definan el rumbo para asegurar el abasto de energía de calidad a todos los interesados, independiente de su aplicación.
En general se acepta por transición energética a la serie de cambios consistentes en la incorporación de nuevas tecnologías de generación y aprovechamiento de la energía; cambiando con ellas los resultados entre la transformación de un recurso energético primario explotable, de forma que la energía invertida en su obtención sea menor que la energía útil que pueda extraerse de él. Ahora bien, a este concepto habrá que incorporar que la transición no debe ser motivada únicamente por un solo concepto de eficiencia energética, por cierto, motivo suficiente, sino además debemos incluir en el propósito de la transición los compromisos con un medio ambiente más sano, y en particular que en la transformación de la energía logremos objetivos de menores emisiones de CO2. Por lo que el tema de la energía en México, en el presente y en el futuro debe ser de primer interés de la sociedad, y por ello también de los ingenieros civiles.
El Gas Natural, por su costo y disponibilidad, así como por ser el combustible fósil menos contaminante, forzosamente es un elemento no solo a ser considerado en el camino de convertir a México en un país de bajas emisiones, de alta competitividad y de ser un referente a cómo hacer del sector energético un ejemplo en el mundo, sino también en un proceso de transformación, ya que el rol del Gas Natural no es un fin último, sino el camino para lograr, de manera viable la transformación energética.
Para México, el Gas Natural es un gran reto y una gran oportunidad, pues, no solo somos privilegiados con ser dueños de una extraordinaria reserva de recurso en el subsuelo, sino que además somos vecinos, y por lo tanto tenemos acceso, al precio más competitivo en el mundo. Por lo tanto, nos encontramos en un reto difícil de comparar con otros países del mundo. No hay referencia en oportunidades de disponer de recursos propios a ser explotados y al mismo tiempo, el mercado pone a tu alcance el mismo recurso a un costo mucho menor al costo que representa para ti explotarlo. El reto que enfrenta el país es cómo encontrar la más conveniente mezcla entre los recursos disponibles en el subsuelo, la posibilidad de explotarlos y la disponibilidad en el mercado de fuentes alternas al mismo recurso.
Ahora bien, que nos ha enseñado el más reciente evento disruptivo al que nos enfrentamos, en el que, cualquier previsión es superada por la realidad ya sea por factores exógenos no anticipados, en este caso el clima, y mañana pueden otros, ya sea geopolíticos o físicos, superen cualquier razonable previsión. Nos debe alertar sobre las condiciones en las cuales debemos planear y ejecutar las diferentes estrategias de desarrollo del país.
El CICM ha sido un promotor de diversas iniciativas y prácticas que, sin lugar a duda, son aplicables a esto y futuros retos. Inclusive, algunos de estos, resultan evidentes no solo en nuestro país, sino que también en otros entornos.
Si entendemos el evento reciente en Estados Unidos, independiente de su magnitud y origen, claramente muestra que el factor de Resiliencia, que tanto ha sido impulsado por el CICM, la Planeación, incluyendo las políticas públicas que rigen los objetivos de las mismas, debe ampliarse no solo al alcance de las estructuras perse, sino debe ser parte fundamental de sistemas de atención y solución de necesidades, ya sea suministro de agua potable, sistemas de transporte, generación de energía o cualquier otro sistema complejo que nos imaginemos.
Hoy en día, y por varios años por venir, el Gas Natural será un actor fundamental en el desarrollo del país. Es un recurso del que somos afortunados de poseer en el subsuelo, con grandes retos técnicos y económicos para hacerlo disponible bajo las expectativas actuales de respeto a los ecosistemas, a la economía y a la autosuficiencia. Pero también con la facilidad de tenerlo al alcance, bajo las condiciones actuales, en el mercado más competitivo del mundo.
Aun considerando todas esas condiciones, recientemente nos enfrentamos a un reto no esperado, y esto obliga a la sociedad a analizar alternativas de garantizar la seguridad del abasto de este recurso y de su participación en la matriz energética, considerando que, mientras esto no se modifique, el Gas Natural es y será preponderante en el proceso de transición energética.
No es suficiente el análisis de riesgo de un sistema complejo como puede ser el abasto de energía en un país, en el que, además de la oportunidad y calidad, se debe buscar satisfacer compromisos internacionales y además con las expectativas y compromisos con las generaciones futuras. Se deben además asegurar aspectos adicionales tales como soberanía, compromiso social y oportunidades económicas.
Retomado como ejemplo de lo relevante que el considerar todo como un conjunto, podemos ver que nos exponemos a enfrentar diferentes causas o interpretaciones de que parte del sistema falló, si fue la explotación y transporte del Gas Natural, si fueron los elementos de generación de energía alternativa o limpia (en otras partes del mundo se tienen operaciones sin interrupción en condiciones climáticas más adversas) , si fue la falta de opciones de redundancia por ser un sistema aislado. Todas y cada una de las diversas explicaciones seguramente tienen mérito suficiente, pero en conjunto solo se pueden cuestionar o confrontar haciéndolas como un todo, como un sistema que satisface una necesidad, y la capacidad de dicho sistema a enfrentar con suficiencia dichos retos.
El CICM, en su estructura orgánica, y en alcance a su compromiso con la sociedad y el gobierno federal seguirá siendo un apoyo y referente para promover infraestructura y sistemas que cumplan con todos los objetivos que la sociedad reclama. Nos integramos en Comités de estudio y análisis, tanto específicos como de políticas transversales que facilitan y garantizan nuestra aportación técnica a la atención de las diversas necesidades de la sociedad, y en este caso, del abasto seguro, de calidad y eficiente de la energía que México demanda para su desarrollo integral.