A nivel internacional, México se encuentra muy rezagado en su Sistema de Evaluación de Impacto Ambiental respecto a gran parte de los países con los que queremos ser comparados. 50 años de evolución de los procesos de Evaluación de Impacto Ambiental (EIA) a nivel mundial son bastantes, tomando en consideración que como instrumentos de evaluación de impactos la lista es muy amplia, de acuerdo con la Asociación Internacional para la Evaluación de Impactos (IAIA), como se aprecia a continuación: evaluación de impacto ambiental de proyectos (EIA), evaluación de impactos acumulativos (CEA), evaluación de impactos sociales (SIA), evaluación de impacto en la biodiversidad (BIA), evaluación de impacto de género (GIA), evaluación de impactos en salud (HIA), evaluación de riesgo ambiental (ERA), evaluación de impacto en derechos humanos (HRIA), evaluación ambiental estratégica (EAE), evaluación de la sostenibilidad (SA), entre otros.

Por: Juan Carlos Tejeda González
Coordinador del Comité de Medio Ambiente y Sustentabilidad del CICM

Como gremio profesional, los ingenieros civiles estamos íntimamente relacionados con la aplicación de la EIA en los proyectos de infraestructura que se desarrollan en nuestro país, aunque a veces nos cueste comprender el papel de esta herramienta y la veamos más como un trámite complejo que retrasa los procesos de inversión, planeación, construcción y operación de obras de cualquier magnitud e índole, desde los megaproyectos de infraestructura hasta de casas habitación en áreas ambientalmente sensibles. Sin embargo, la EIA es mucho más que eso: el proceso de EIA fue diseñado para ayudar a quienes toman las decisiones a analizarlas, antes de solamente tomarlas, y rendir cuentas de estas, independientemente de la decisión que finalmente se hubiera elegido. Actualmente hay bastante información disponible sobre los efectos ambientales (que incluyen los sociales, económicos, culturales, biofísicos, políticos, legales-institucionales o de salud) que se han presentado por decidir llevar a cabo un desarrollo basado solamente en beneficios socio-económicos.

En México aplicamos desde 1988 la evaluación de impactos ambientales y la evaluación de riesgo ambiental en proyectos; mientras que solo para el sector hidrocarburos y energía, en 2014 se hizo el esfuerzo de incluir la evaluación de impactos sociales y la evaluación ambiental estratégica, aunque estos esfuerzos no fueron fructíferos. Bajo este contexto, el papel que ha tomado el proceso de EIA en los últimos años en México nos pone a reflexionar sobre cuál será el futuro inmediato y en el largo plazo de esta poderosa y útil herramienta.

Como se mencionó inicialmente, nuestro Sistema de Evaluación de Impacto Ambiental no ha evolucionado significativamente desde 1996, año en que se realizaron modificaciones importantes a nuestro marco jurídico, respecto a la versión original de 1988. 27 años después, la EIA en México se ha mantenido igual, a pesar de los múltiples llamados a una actualización de esta, incluso desde las propias autoridades ambientales mexicanas. Ante este escenario, el mundo no se ha quedado estático: los Sistemas de Evaluación de Impactos Ambientales en otros países han sufrido actualizaciones sistemáticas desde sus orígenes en los años 70’s, incluyendo a aquellos que introdujeron la EIA después que México, para adaptarse a un mundo cambiante… y México no lo ha hecho. En pocas palabras: la EIA en México está estancada.

Lo señalado anteriormente ha provocado que se levanten voces en nuestro país que cuestionen la utilidad de la EIA, e incluso se hayan desarrollado esquemas jurídicos para evadir las disposiciones

jurídicas aplicables en megaproyectos de interés nacional. Sin embargo, la EIA sigue y seguirá siendo uno de los pilares fundamentales para la consecución de un desarrollo sostenible, tanto en México, como en cualquier parte del mundo.

Entonces, ¿cuál es el futuro de la EIA en México? Internacionalmente se están documentando esfuerzos importantes para simplificar o desaparecer los procesos de EIA o EAE en algunos países (Reino Unido, España, Suecia, entre otros), y aunque en México todavía no se ha avanzado lo suficiente en el desarrollo del Sistema de EIA para discutir este enfoque, pareciera que se quiere seguir esta misma tendencia. En los últimos años en México se han omitido regulaciones significativas para proyectos estratégicos, aunque se han mantenido o endurecido dichas regulaciones para cualquier otro tipo de proyecto; la calidad de los estudios de impacto ambiental han dejado mucho que desear, tanto en su elaboración con la responsabilidad de los consultores, como en la evaluación de los mismos por parte de las autoridades ambientales de los tres niveles de gobierno, y el seguimiento de las autorizaciones en materia de impacto ambiental, el verdadero núcleo del proceso de EIA, es prácticamente inexistente por insuficiencia técnica, económica y de recursos humanos en las autoridades competentes.

Desde el Colegio de Ingenieros Civiles de México (CICM) consideramos que la EIA sigue vigente en importancia, y tiene un rol preponderante no solo para el desarrollo de infraestructura sostenible, sino para el desarrollo económico y el bienestar social en todo el país. Sin embargo, es necesario evaluar el estado actual de nuestro Sistema de EIA, y por medio de un análisis integral, identificar las áreas de oportunidad, y proponer modificaciones a dicho sistema con el objeto de alinearlo a las mejores prácticas existentes. Es por ello por lo que el análisis del Sistema de EIA en México es uno de los temas principales que se estarán tocando en el Estudio Prospectivo sobre Ambiente y Sustentabilidad en México, que el Comité de Medio Ambiente y Sustentabilidad del CICM desarrollará en este 2023.

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