En 2015, la ONU aprobó la Agenda 2030 sobre el Desarrollo Sostenible, una oportunidad para que los países y sus sociedades emprendan un nuevo camino con el que mejorar la vida de todos, sin dejar a nadie atrás. La Agenda cuenta con 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible, que incluyen desde la eliminación de la pobreza hasta el combate al cambio climático, la educación, la igualdad de la mujer, la defensa del medio ambiente o el diseño de nuestras ciudades.

Por: Comité Energía

El Objetivo 7 se refiere a la Energía y lo establece como “Garantizar el acceso a una energía asequible, segura, sostenible y moderna”

Como puede verse, el objetivo lo podemos descomponer en cuatro atributos, la solución que atienda de mejor manera estos atributos ayudará a alcanzar este objetivo, que junto con los otros 16 deberán llevar a los países, y por supuesto al pueblo de México a una mejor condición de atención de satisfactores y de potencial de crecimiento sostenible para el futuro de las nuevas generaciones.

El primer atributo se refiere a que sea asequible, y esto lo podemos entender en el sentido económico, es decir que esté al alcance de la población, que la puedan pagar, y por otra parte, que llegue al lugar del consumo, al hogar, al centro de salud, a la escuela, en fin que la energía esté al alcance de todos, según sus necesidades y aplicaciones. En ese sentido hoy en México se está discutiendo el convertir en derecho humano el acceso a la electricidad, ya que este modo de energía es el más útil para los hogares.

El segundo atributo, que sea segura se refiere a la continuidad del servicio, es decir, que cuando el usuario la requiera esté disponible en las condiciones descritas en el párrafo anterior. Para esto, es indispensable la planeación de largo plazo que considere la continuidad y disponibilidad de las diversas fuentes de suministro, la transmisión y distribución, así como la visión de la evolución de la demanda en el tiempo y la incorporación de avances tecnológicos que modifiquen patrones de consumo y de abasto.

El concepto de sostenible se debe entender en ecología y economía, que se pueda mantener durante largo tiempo sin agotar los recursos o causar grave daño al medio ambiente, es decir definir la manera de satisfacer cada una de las necesidades de toda la generación presente; sin que se afecte la capacidad de las generaciones futuras para satisfacer sus propios requerimientos.

Por último se incorpora el atributo de moderna con el propósito de enfatizar que la evolución tecnológica debe estar presente y se debe considerar que el abasto y aprovechamiento de energía debe mantenerse en condición de aprovechar las oportunidades que el desarrollo tecnológico irá desarrollando en el tiempo.

Es importante entender que esta definición de la ONU, establecida en el 2015 tuvo como motivación fundamental, entre otras, el combatir el cambio climático, y se establecieron metas al 2030, lo que no significa que alcanzando los objetivos, la tarea esté cumplida y los objetivos dejen de ser de interés, sino todo lo contrario, deberán ser no solo ratificados sino inclusive incorporar metas y conceptos más ambiciosos.

Para alcanzar estos objetivos el país debe realizar importantes esfuerzos, considerando a todos los sectores de la economía, y sin duda una visión de largo plazo, más allá de coyunturas de situaciones puntuales de quien y como proveer las soluciones según las reglas vigentes y las adecuaciones o modificaciones a las mismas. No es posible considerar alguna solución viable sin la participación concurrente del sector público, la iniciativa privada y el sector social.

Sin embargo, antes de definir esas reglas se deben establecer algunas consideraciones que se incorporen como políticas públicas, es decir considerar el horizonte de planeación más allá de periodos de gobierno que no corresponden a verdaderos ciclos de planeación; las decisiones y definiciones de largo plazo deben incluir la disponibilidad de las fuentes de generación de energía, fósiles, renovables, geotermia y nuclear, así como emergentes como el hidrógeno en sus diferentes modalidades de generación, el acceso a combustibles y otras fuentes de energía en el exterior, estableciendo umbrales deseables de dependencia de dichas fuentes incluyendo la indispensable transmisión y distribución de la energía eléctrica. Contemplar los escenarios de crecimiento de la economía y de la población y la flexibilidad de incorporar los avances tecnológicos, que inciden tanto en el patrón de consumo por eficiencias y acceso a mejores satisfactores, como nuevas formas de generación y almacenamiento de energía.

Una condición clave que le permite al ingeniero civil ofrecer sus mejores capacidades a la sociedad es la planeación, y especialmente en un tema tan fundamental como la energía. Por lo tanto planear en horizontes de largo plazo es obligado. Desarrollar un sistema de planeación de manera formal, estableciendo indicadores de seguimiento y periodos de revisión, con la participación de los actores y planes de desarrollo de las diferentes demandantes de la energía, tales como transporte, industria, salud, educación, desarrollo urbano, agricultura, seguridad y otros que permitan definir el tamaño del esfuerzo necesario y calendarizar ese esfuerzo. Ponerlo en unidades medibles, toneladas, barriles, horas hombre, kw, y sobre todo estimar el esfuerzo financiero requerido.

Conociendo y definiendo ese esfuerzo necesario se puede discutir y planear cómo alinear a los diferentes sectores de la economía para alcanzar dichos objetivos. Quién, porqué y cuándo es mejor y más conveniente la participación del estado y de la iniciativa privada, cual es la mejor mezcla o matriz energética a lo largo del tiempo, cuándo y cómo incorporar las diferentes tecnologías de generación de energía eléctrica. Estamos de acuerdo en que las empresas del estado, en este sector, desarrollen el papel que sea más conveniente para la sociedad en su conjunto.

El CICM ha sido un fuerte impulsor del valor de la planeación para el desarrollo de la infraestructura y de los servicios para garantizar las mejores condiciones y satisfactores a la sociedad, el ingeniero civil es un convencido de los beneficios transparentes que esta práctica contribuirá a un mejor México. Debemos definir y generar una planeación con un horizonte de por lo menos 25 años, considerando la participación de todos los actores económicos y sociales.

Esta planeación y objetivos claros nos permitirá establecer el cómo y el porqué de las reglas y participaciones del estado e iniciativa privada para que, en conjunto, atiendan las demandas de energía que permitan el logro del Objetivo 7 de desarrollo sostenible para México.

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