Colegio de Ingenieros Civiles de México

Capacitación de los brigadistas de inspección post sísmica del CICM

05/03/2023 |02:00
Redacción El Universal
Periodista de EL UNIVERSALVer perfil

¿Cuál es la finalidad de que los ingenieros y arquitectos salgan a revisar los edificios después de un sismo? El trabajo de las brigadas de reconocimiento de daños en los edificios después de la ocurrencia de un sismo tiene objetivos tanto técnicos como sociales. Desde el punto de vista de apoyo a la población, los voluntarios colaboran para dar certidumbre a las personas respecto a la posible ocupación inmediata o no de sus inmuebles. Esta decisión no es trivial y tiene un impacto significativo en la manera en que las personas transitan por la emergencia. Determinar el estado de un edificio con una inspección ocular es sumamente complejo. Aunado a ello, el gran número de estructuras que requieren ser revisadas en una urbe como la Ciudad de México, en un tiempo suficientemente corto para responder a la demanda social de retomar las actividades cotidianas en un tiempo razonable, plantea un escenario muy complejo en el que se debe equilibrar la certeza y la rapidez de la respuesta. Es por esta razón que, a nivel internacional, los protocolos de inspección post sísmica se han establecido en etapas sucesivas, asemejándose al trabajo que se realiza en las salas de emergencia de los hospitales cuando reciben un gran número de heridos después de un accidente mayúsculo.

Dr. Luciano Fernández Sola / coordinador Subcomité de Capacitación
Comité Técnico de Seguridad Estructural del CICM

Las brigadas voluntarias del Colegio de Ingenieros Civiles de México (CICM) están planeadas para participar en una primera etapa, cuyo único objetivo es el discernir entre aquellas edificaciones en las que claramente no existen daños que ponga en peligro la integridad estructural y aquellas en las que existan dudas. Este trabajo es fundamental, dado que en la mayoría de los eventos, muchas estructuras tendrán daños menores, que a la vista de los usuarios pudieran parecer de gravedad, pero que no necesariamente son de peligro. El contar con una primera clasificación apoya a reducir el fuerte impacto social que suelen producir los sismos.

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En este contexto, la labor de las brigadas de reconocimiento requiere capacidades tanto técnicas como de empatía y de comunicación muy específicas. Es obvio que la unificación de criterios técnicos para determinar si los daños observados pueden poner en riesgo la integridad de las estructuras es primordial. La capacitación de las brigadas en estos tópicos es fundamental. Adicionalmente, y probablemente de manera más sutil, es importantísimo que los voluntarios tengan capacidades de comunicación empática para poder explicar a la población, tanto su labor como el resultado de las inspecciones. Decirle a una persona que no puede dormir en su casa no es sencillo. Los brigadistas deben ser conscientes del nivel de estrés, de incertidumbre y de impresión bajo el cual se encuentran los usuarios ante la posibilidad de que la vida y el patrimonio propio y de sus seres queridos se vean comprometidos.

De esta manera, el Comité Técnico de Seguridad Estructural (CTSE) del CICM, ha puesto especial atención en la constitución de los cursos de capacitación para los brigadistas. Rescatando experiencias previas, se identificó la necesidad de contar con un programa continuo de

capacitación, en el cuál todos aquellos candidatos a brigadistas puedan, tanto unificar criterios técnicos, como desarrollar habilidades de empatía y comunicación del desastre.

El programa de capacitación está estructurado principalmente en la oferta periódica de dos cursos con diversos niveles de alcance. Se ha identificado que, al momento de la emergencia, es necesario aprovechar a todos aquellos profesionales dispuestos a ayudar, lo que produce una gran heterogeneidad en las formaciones y niveles de experiencia de los voluntarios. Es por ello por lo que se ha diseñado un primer curso de ocho horas para todos aquellos brigadistas con poca o nula experiencia en daños producidos por sismo, con la finalidad de establecer un nivel mínimo de conocimiento. Una vez que se ha tomado este curso, los voluntarios con poca experiencia pueden tomar un segundo curso de veinte horas, junto con aquellos brigadistas experimentados, el cual tiene como finalidad unificar los criterios técnicos de valoración de los daños. En este segundo curso, se incluye un módulo de primeros auxilios psicológicos para habilitar a todos los participantes con herramientas de comunicación empática.

La estrategia está basada en el incremento gradual del número de brigadistas capacitados, impartiendo estos cursos de manera continua a lo largo del año, durante todos los años. Sin embargo, dadas las experiencias previas, en el momento de la emergencia pueden surgir voluntarios adicionales que no hayan sido habilitados mediante la capacitación programada, por lo que se ha diseñado un curso de emergencia de cinco horas. Este curso no es equivalente a los cursos programados, sin embargo, funciona como una herramienta adicional. En el escenario ideal, todos los voluntarios deberían estar capacitados con los cursos impartidos en condiciones normales.

La etapa de preparación para la respuesta ante un desastre suele ser la más importante, la más larga y probablemente la que desafortunadamente menos se valora en nuestro país. Todo el tiempo que se invierte en el desarrollo de protocolos, los planes de prevención y los simulacros, es tiempo cuya inversión reditúa con creces al momento de la emergencia. Es de esta manera, que el Comité Técnico de Seguridad Estructural ha planeado capacitar a todos aquellos profesionales que vayan a involucrarse en la labor social de la primera fase de la inspección de daños post sísmica, para responder de manera adecuada a la responsabilidad y compromiso social que siempre ha caracterizado a nuestro gremio.