“Comunicado 0865. Xalapa, Veracruz, 11 de octubre de 2019. Con 37 votos a favor, ocho en contra y cero abstenciones, la LXV legislatura nombró a los 13 nuevos magistrados del Poder Judicial del Estado de Veracruz, a propuesta del gobernador Cuitláhuac García Jiménez”.
Las líneas anteriores son el primer párrafo de un comunicado que sentenció el futuro de Veracruz. Ese día, 13 magistrados “morenistas” fueron avalados por el congreso local para llegar a satisfacer y solapar el hambre del gobernador. Entre esos nombres figuraba el de Sofía Martínez Huerta, quien semanas más tarde se convirtió en la primera mujer presidenta del Poder Judicial estatal en la historia, decisión que muchos presumieron a los cuatro vientos.
El movimiento era parte del plan de Cuitláhuac para incrementar su poderío y funcionó a la perfección, hasta que a los pocos meses la magistrada presidenta Sofía Martínez Huerta tuvo un enfrentamiento con “El Bola Ocho”. Ese es el apodo de Eric Patrocinio Cisneros Burgos, actual secretario de gobierno de Veracruz. Inicialmente la magistrada Martínez Huerta había recibido el encargo de manejar los recursos del Tribunal y destinarlos conforme le fuera ordenado desde Casa Veracruz. Con el paso del tiempo empezó a desobedecer. Movió sus piezas y tomó decisiones propias. Cuitláhuac no se lo perdonó. En octubre de 2020, a menos de un año de su llegada, la magistrada Martínez Huerta volvió a pasar a la historia, pero porque la destituyeron del puesto mediante el primer juicio político contra un funcionario de ese nivel, que además la inhabilitó cinco años. Nadie la defendió y murió hospitalizada en Puebla, en febrero de 2022.
La siguiente en ocupar el puesto fue la magistrada “Chabelita”. Isabel Inés Romero Cruz también llegó al cargo para cumplir las obsesiones de Cuitláhuac García, pero el plan volvió a fallar. Según fuentes dentro del Palacio de Gobierno de Veracruz, “Chabelita” comenzó a presentar señales de demencia senil. Acusaron que en las sesiones llegó a quedarse dormida y que repetía argumentos. Eso levantó temores de que podría regar información comprometedora y le impidieron prolongar su mandato. Nadie la defendió.
En diciembre de 2022, llegó al cargo Lisbeth Aurelia Jiménez Aguirre. Otra ficción. Quien realmente maneja el Poder Judicial en Veracruz es su administradora: Johana Marlen Bautista Flores. Es cercanísima y mancuerna del diputado morenista Juan Javier Gómez Casarín, presidente de la junta de coordinación política del congreso local y mano derecha de Cuitláhuac García.
Por un lado Johana, como administradora, se ha encargado de reducir el sueldo de los trabajadores de confianza entre un 10 y 15 por ciento. De acuerdo con sus cercanos, presume que con esos recursos hace una vaquita para la campaña presidencial, que es para apoyar a la causa, que el que quiera renovar contrato el próximo año tendrá que presentar su foto en la casilla con la boleta marcada en favor de Morena.
Por el otro lado, Gómez Casarín es una de las cabezas de un grupo llamado “Unidos Todos”. Junto al secretario de finanzas, José Luis Lima Franco, y Ulises Rodríguez Landa, jefe de la unidad administrativa de la Secretaría de Seguridad Pública, son los encargados de las movilizaciones que satisfacen los caprichos del gobernador. Todos ellos obligaron a trabajadores del estado a viajar a la Ciudad de México para realizar los ataques contra los ministros de la Suprema Corte de Justicia.
Cuitláhuac los está empoderando. Cuitláhuac los está ensuciando. Cuitláhuac los está haciendo parte de su mafia jarocha y quizá el día de mañana, como a las magistradas, Cuitláhuac también los va a desechar y nadie los va a defender.
Stent: Guadalupe Taddei, consejera presidenta del INE, presume que es una mujer independiente y con trayectoria propia. No sería posible entonces que un personaje de poca estatura política como el diputado Sergio Gutiérrez Luna la aconseje y encamine. ¿O sí?