El título de esta columna no es una equivocación. Más bien es el puesto de facto del secretario de Seguridad y Protección Ciudadana de este país. Sin que nadie le pusiera resistencia, él decidió que policías que semanas atrás patrullaban las calles de la Ciudad de México ocupen cuatro de los puestos más importantes en una empresa pública que tendría que cuidar los márgenes, la utilidad, los aspectos financieros, operativos y comerciales. El problema es que dos de ellos han enfrentado serios señalamientos de corrupción y abuso.
El pasado 7 de octubre di a conocer que Israel Benítez López, conocido como “El Jefe Máximo” y quien era el número dos de la policía de la CDMX en la época de Omar García Harfuch, se encargaría de Pemex Logística, una de las áreas más importantes y donde más dinero se mueve en la petrolera. La designación no sólo hacía corto circuito por la nula relación entre su experiencia y el nuevo encargo, sino porque en julio de 2023 en Latinus revelamos junto con mi compañero Alberto Valiente que Benítez López escondió una serie de propiedades, entre ellas un rancho de lujo en Hidalgo, con animales exóticos incluidos. Lejos de exigirle una explicación por la discrepancia entre su salario y el abultado patrimonio, el gobierno de la Ciudad de México lo solapó. Martí Batres, que en ese entonces quedó en lugar de Claudia Sheinbaum, tuvo que tragarse sus palabras y fingir demencia porque años atrás había señalado al policía de ser un delincuente electoral al servicio del PRD de Miguel Ángel Mancera.
“El Jefe Máximo” no es el único enviado del secretario de Seguridad Pública. Esta semana tuve acceso a un documento, mismo que adjunto, en el que el director de Petróleos Mexicanos, Víctor Rodríguez Padilla propuso al Consejo de Administración de Pemex Logística el nombramiento de tres policías más en áreas clave.
El primero es Abraham Alfonso Ramírez Mondragón como subdirector de Almacenamiento y Despacho. Durante su paso como encargado de la zona sur en la ciudad fue señalado de formar parte de un grupo de policías, junto con “El Jefe Máximo”, dedicados al despojo de terrenos y viviendas con casi 60 denuncias en su contra. Una de las acusaciones indica que fabricaron delitos contra los propietarios para extorsionarlos. El segundo es Daniel García Izaguirre, como subdirector de Tratamiento y Logística Primaria. En su declaración abierta detalla que terminó la preparatoria, no aparecen bienes muebles o inmuebles ni vehículos ni inversiones ni cuentas bancarias ni activos o conflictos de interés. Y el tercero es Marco Antonio Ramírez Rocha, como subdirector de Transporte. Apenas en septiembre, Clara Brugada lo había designado como subsecretario de Operación Policial en su nueva administración. A diferencia de los anteriores, él es protagonista de una de esas historias heroicas en la policía. En abril de 2020, como director operativo de la zona centro, evitó el suicidio de un hombre en el bajopuente de Circuito Interior y Calzada de Guadalupe. Con tremenda habilidad subió al delgado barandal, dio tres pasos dignos de equilibrista con el vacío al fondo y aprovechó que la víctima estaba distraída para empujarla por la espalda. La imagen le dio la vuelta al mundo.
Nadie está peleado con los ascensos meritorios. Esa tendría que ser la lógica. El problema es que estamos hablando de una empresa del Estado que esta semana reportó tres veces más pérdidas que el costo del Poder Judicial tan solo en el tercer trimestre del año: 161 mil millones de pesos.
Stent:
Enojo en Morena. Varios trabajadores han sido despedidos con la llegada de Luisa María Alcalde. En la época de Mario Delgado firmaban contratos cada mes, así que ahora no les está tocando liquidación conforme a antigüedad.