Desde hace un año, Andrés Manuel López Beltrán, “Andy”, está investigando entre sus amigos quién o quiénes son los traidores que han revelado detalles de su círculo más íntimo y no ha podido descifrarlo. Según narran, su nivel de desconfianza hacia ellos incrementó a raíz de las publicaciones hechas en este y otros espacios, igual que su intolerancia.

El domingo 3 de septiembre de 2023, publiqué “El muchacho castigado por el Presidente”, donde por primera vez salió a la luz el nombre de Amílcar Olán Aparicio y las quejas que le habían llegado a López Obrador de distintas áreas del gobierno por los incumplimientos del mejor amigo de “Andy” en obras prioritarias. El Presidente pidió entonces alejarlo lo más posible porque sabía que el escándalo iba a reventar, como meses más tarde sucedió con la serie de reportajes presentados en Latinus.

“Andy” no ha podido dar con quien sigue relatando estas historias y aquí va la de sus planes en la política:

La idea inicial era que “Andy” ocupara una subsecretaría en Gobernación en la administración de Claudia Sheinbaum, sin embargo al pensarlo dos veces cayeron en cuenta que ser funcionario requiere transparencia. Qué tienes, dónde vives y más si convives con recursos públicos. Decidieron que no era la ruta correcta para alguien con su gusto por la buena vida y los malos negocios.

Cuando Luisa María Alcalde, cercanísima de él, entró al juego por la dirigencia nacional de Morena, llegó el rayo iluminador que sugirió que el hijo del Presidente debería ser su mancuerna en la secretaría general del partido. La idea le encantó porque eso lo pone en contacto directo con la estructura, puede recorrer el país, reunirse con comités en los municipios más recónditos, juntarse con gobernadores, diputados y senadores y nadie lo cuestionará porque es lo conducente para su cargo. Pero mejor aún, “Andy” estará pegado a los miles de millones de pesos que el INE le dará al partido. Nomás en 2024, a Morena le tocaron 3 mil 159 millones de pesos, un 386 por ciento más que en 2018.

Los cercanos a “Andy” relatan además que no considera a Luisa María Alcalde como un obstáculo. Que ella podría sortear la elección intermedia de 2027 y luego dejar el cargo. Él subiría a la dirigencia del partido con dos objetivos puestos en la mira y sin distracciones de otros cargos, como lo imagina el propio López Obrador: la jefatura de gobierno de la Ciudad de México o la candidatura por la presidencia para 2030.

Menos obstáculo considera a Marcelo Ebrard —que para ese entonces tendrá 70 años—, ni a Clara Brugada. En cambio tiene un trampolín: ya se imagina en su primer evento de campaña, arropado por su papá levantándole la mano. El único enemigo puede ser el tiempo que lo impida.

La familia política de Miguel Ángel Yunes Márquez, igual que gran parte de la población en México, ya tampoco lo puede ver ni en pintura. Mientras más lejos lo tengan, mejor.


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