El presidente López Obrador tomó un celular en plena mañanera este viernes 3 de febrero y frente a reporteros y asistentes hizo una llamada al general brigadier del Ejército, Isidoro Pastor, director del Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles. Le preguntó qué capacidad tiene su obra estrella para recibir vuelos de carga. El general respondió que está sobrado en un 40 por ciento y así quisieron justificar el más reciente decretazo para tratar de aliviar la congestión del Aeropuerto Internacional Benito Juárez, de la Ciudad de México.
Pero la escena desenfadada no fue inédita, al menos no entre ellos dos. Fuentes que han estado involucradas en todos los procesos de negociación/presión para darle vida al AIFA me revelaron que los diálogos entre López Obrador y Pastor, pero sobre todo las decisiones importantes, suelen transcurrir con esa ligereza y sin un análisis de fondo.
Un ejemplo es el cabotaje o la política de “cielos abiertos” que el Presidente amenaza con implementar para que aerolíneas extranjeras tengan permitido hacer vuelos internos en el país y utilicen el Felipe Ángeles. Cientos de voces se han pronunciado en contra al considerar que sería un golpe mortal para el sector mexicano, incluidos marcas, pilotos y trabajadores de aviación en general.
Los involucrados me relatan que la idea de los “cielos abiertos” no salió del general Pastor, quien carece de conocimientos básicos de aviación, sino de un empresario guatemalteco que poco a poco le ha ido endulzando los oídos y se ha convertido en consejero: su nombre es Enrique Beltranena, fundador, presidente ejecutivo y director general de Volaris.
Beltranena le propuso al general Pastor la idea del cabotaje, pero con un interés detrás. Llevar la nómina de Volaris México a sus subsidiarias de Volaris El Salvador y Volaris Costa Rica. El movimiento le permitiría a la aerolínea dejar de pagar impuestos y seguridad social en el país para aproximadamente mil pilotos, algo que en el gremio se conoce como “banderas de conveniencia”.
Con la propuesta de Beltranena, el general Pastor se presentó ante López Obrador y le expuso que aerolíneas de Centro y Sudamérica tenían un gran interés en operar en el Felipe Ángeles y el presidente se la compró sin chistar.
En México, el negocio de la aviación genera más de un millón y medio de empleos directos e indirectos a través de aerolíneas, aviación ejecutiva, general y de carga. Genera 38 mil millones de dólares al año, el equivalente al 3.8 por ciento del Producto Interno Bruto. La nómina del sector asciende a 450 millones de dólares al año. Si el plan se concreta, las empresas extranjeras no pagarían ISR y la pérdida sería para el gobierno mexicano.
Parece que ni el general Pastor ni el presidente entienden que están por darse un tiro en el pie.
Stent
El bosque de Chapultepec y sus distintas secciones se están convirtiendo en la caja chica para comenzar a financiar una campaña electoral y ni siquiera les preocupa ocultar la evidencia.
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