Esta semana se llevaron a cabo los “Diálogos por México”, un espacio convocado por el PRI donde participamos distintas corrientes de opinión dentro del Partido. Comparto aquí algunas de las ideas que expresé en ese foro: mi visión de país, mi autocrítica como priista, la relación que debemos construir con otras fuerzas opositoras y el papel que aspiro a desempeñar en este momento de definiciones.

El PRI vive quizá su peor momento en 93 años: nuestra representación legislativa y gubernamental está muy disminuida, pero lo más grave es el prestigio público y la confianza social que hemos perdido. Una parte de nuestra propia militancia está desencantada y alejada del Partido.

La autocrítica que necesitamos no puede quedarse en un diagnóstico; debe ir acompañada de una explicación por nuestras fallas pasadas y presentes, debe pasar de lo declarativo a lo concreto: la forma de reconstruir la confianza perdida es ser congruentes. De entrada, con valor para resistir las presiones del oficialismo, de brindar a los ciudadanos una oposición que no se doble ni se venda.

He militado 30 años en el PRI y pienso que, al ser un partido con visión de Estado y ante el desastre de este régimen, debemos superar distanciamientos para formar un gran frente electoral y de gobierno con el PAN, el PRD y Movimiento Ciudadano. Pero, sobre todo, necesitamos una alianza con los millones de ciudadanos sin partido, pero que buscan una alternativa frente al fracaso de la gestión actual. A quienes votaron por el lopezobradorismo en 2018, y hoy están decepcionados, lejos de recriminarles, debemos convocarlos. La realidad política es clara: hoy, ninguna oposición política puede ganar sola.

Morena y sus aliados quieren ver a una oposición dividida, confrontada, enojada, con desconfianza mutua: nada les conviene más. Por eso nosotros debemos escapar de esta lógica y ser humildes, generosos e inteligentes para construir unidad.

Unidad que sea más que sumar siglas, que sea auténticamente incluyente. Debe tener contenido, un proyecto para México, que le hable a todos: a las mujeres que sufren toda clase de violencia; a los trabajadores que, pese a su esfuerzo, encuentran una economía con cada vez menos oportunidades; a los empresarios, particularmente a los pequeños emprendedores, que demandan apoyo y certidumbre; a quienes menos tienen, para distribuir equitativamente los beneficios del desarrollo y crear las redes de seguridad social que necesitan; a las familias que diariamente padecen la inseguridad.

México está muy mal. Revertir el daño que ha hecho este gobierno al país requerirá tiempo, esfuerzo, convicción. Por eso, necesitamos trabajar más allá de los partidos: con los liderazgos sociales y las representaciones gremiales; los académicos; la sociedad civil organizada; con todo quien anhele defender y reconstruir libertades y derechos; un país que no niegue su diversidad y que tampoco caiga en la trampa de la polarización permanente.

Por mi trayectoria política, abierta al escrutinio; por mi formación académica; por la templanza que me ha dado enfrentar retos personales y profesionales; apertrechada en mi experiencia y mi congruencia, he tomado la decisión de buscar el liderazgo de ese proyecto plural, liberal e incluyente que sirva para forjar una política mejor y legar a nuestros hijos y nietos un país mejor. Lo digo con mucho orgullo y con la cara en alto: estoy lista.

Senadora de la República     
@ruizmassieu

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