A solo unos días de dejar el gobierno de la CDMX, Claudia Sheinbaum presumía los logros en seguridad durante su gestión: “.” Hace unos días, el Inegi hizo públicos los datos de . Estos datos levantan serias dudas sobre el supuesto éxito de la política de seguridad que presume el gobierno de la Ciudad y el uso de registros oficiales para pintar mejores resultados de los que se obtuvieron.

El Inegi reporta que en 2022 se registraron 847,716 muertes: 90% fueron por enfermedades y problemas de salud (corazón, diabetes, tumores) y 10% (84,943) son atribuibles a “causas externas” (accidentes, homicidios y suicidios). Para los jóvenes, por cierto, no hay buenas noticias. En hombres entre 15 y 44 años de edad, la primera causa de muerte fue el homicidio. En mujeres de entre 15 y 34 años, los homicidios fueron la segunda causa de muerte.

De las muertes atribuidas a “causas externas”, las ocasionadas por accidentes representaron 44%; las causadas por un “presunto homicidio” 39% y 10% tuvo como causa un “presunto suicidio” (). El restante 7% (casi 6,000 muertes) es atribuidoa “evento de intención no determinada”. Estas son muertes violentas que se clasifican así porque la información disponible en el certificado de defunción “no permite clasificar la muerte como un presunto homicidio, un presunto suicidio, un presunto accidente o una intervención legal.” Es decir, alguien murió de manera violenta, pero el certificado de defunción no permite saber si se trató de un suicidio, un homicidio o un accidente. Entre estas muertes, en 2022 el Inegi reporta 919 muertes por ahorcamiento, estrangulamiento y sofocación; 730 por arma de fuego, 199 por ahogamiento y sumersión y 122 por “contacto traumático con arma blanca”. En más de 3,000, no se especifica siquiera la causa.

Al comparar por entidad federativa, la Ciudad de México destaca pues 37.7% de las defunciones por causas externas fueron reportadas como “de intención no determinada”. Para darse una idea qué tan atípicos son los datos de la CDMX, a nivel nacional se reportan 6.9% de las muertes por causas externas como de “intención no determinada”. Pero hay estados como Baja California Sur, Yucatán y Tlaxcala que reportan menos del 1% de las muertes por causas externas bajo esta categoría. Otros, con altos niveles de violencia, como Zacatecas, Sinaloa, Colima, Chiapas, Chihuahua, Tabasco y Guerrero reportan menos del 2% como “no determinado”. El Estado de México e Hidalgo son la segunda y tercera entidades con mayor reporte de muertes por causas externas “no determinadas”, pero aun ahí, reportan 15% bajo esta categoría. La CDMX aporta 26% de las “defunciones por eventos de intención no determinada” al total nacional, (otro 21.5% lo aporta el Estado de México).

¿Qué sucede en la Ciudad de México? ¿Acaso la capital del país no cuenta con recursos humanos o tecnología suficiente para examinar a sus muertos? ¿Hay realmente una reducción de homicidios o se están escondiendo una parte de los homicidios que ocurren bajo una etiqueta engañosa? En 2019 la Ciudad reportó 1,301 homicidios, 1,340 en 2020, 1,076 en 2021 y 747 en 2022. En cuanto a las muertes violentas “no determinadas”, en 2019 reportó 2179; 1,077 en 2020, 1,231 en 2021 y para 2022, 1,546. Es decir, hubo un aumento de casi 500 casos en los últimos dos años. Sin una explicación de por qué esto sucedió, como escribe Elena Azaola, lo único que podemos concluir “es que desconocemos el número de homicidios que se cometieron en la Ciudad durante el periodo de 2019 a 2022”.

Maestra y doctora por la Escuela de Derecho de la Universidad de Stanford en California. @cataperezcorrea

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