Hace unos días se publicó un artículo en el periódico Reforma en el que se afirma que el partido oficialista (Morena) reformó la Constitución cada 15 horas. La cifra es escandalosa, primero, por la falta de estabilidad normativa que significa. El volumen y profundidad de los cambios constitucionales hacen cuestionable la existencia de un estado de derecho en el que existen normas identificables y procedimientos predecibles. Esto se agrava con la posibilidad de la aplicación retroactiva de las normas, como sucedió con algunas de las reformas recientes. Además, es preocupante por lo que significa en términos de definición sobre lo que somos como país, los valores que defendemos como sociedad, y sobre la forma en que se puede ejercer el poder. Quizás sirve recordar que la Constitución es, entre otras cosas —y como la han descrito algunos constitucionalistas—, un mapa de navegación en el que se esboza el destino al que se busca llevar a un país, el documento que guía políticas y prácticas.

En la Constitución se establecen reglas sobre el funcionamiento de la sociedad y su gobierno, y también sobre los valores que se buscan resguardar. ¿Cuál es la forma de organización política? ¿Cómo se eligen las autoridades? ¿Puede concentrar una persona o grupo el poder del estado? ¿Qué derechos tiene una persona o un grupo en un momento determinado? ¿Qué obligaciones tiene la autoridad?

Las sociedades cambian y con ellas lo hacen también sus constituciones. Hace 70 años las mujeres no teníamos derecho al voto, hoy la igualdad entre hombres y mujeres está reconocida en el texto constitucional. Sin embargo, ante la avalancha de cambios recientes cabe preguntarnos ¿Cuál es el rumbo al que apunta hoy nuestra carta de navegación? ¿Qué valores están hoy consagrados en la Constitución mexicana? He  acerca de las reformas de los últimos años y sus alcances, me limito aquí a enumerarlas para intentar trazar nuestro “nuevo rumbo”.  1. Se eliminó la prohibición constitucional para que los militares realicen tareas ajenas a la disciplina militar. 2. Se habilitó al presidente(a) para desplegar a militares en el país sin pasar por el control de la Corte o el Congreso. 3. Se adscribió a la Guardia Nacional, la policía más numerosa del país y que cuenta con múltiples facultades en materia de seguridad pública, incluidas la intervención de comunicaciones y la investigación del delito, a los militares. 4. Se amplió el fuero de guerra para incluir a todos los miembros de la Guardia Nacional. 5. Se destituyeron a todos las/los jueces (federales y locales) del país. 6. Se estableció un sistema de elección judicial que politiza la conformación de los poderes judiciales, favorece a las/los candidatos del Poder Ejecutivo y elimina la carrera judicial. 7. Se creó un órgano de control de jueces con facultades para sancionar a jueces por el sentido de sus resoluciones (es decir, se debilita la independencia de los jueces ante las burocracias judiciales politizadas y, por ende, se debilita también la separación de poderes. 8. Se criminalizó el consumo de sustancias sintéticas. 9. Se desapareció el Instituto Nacional de Acceso a la Información. 10. Se desapareció al Coneval, órgano encargado de evaluar los programas de gobierno y sus efectos en la pobreza. 11. Se desapareció la Comisión Federal de Competencia Económica, encargada de proteger a los consumidores y evitar prácticas monopólicas, 12. Se desaparecieron otros 4 órganos autónomos. 13. Se agregaron delitos a la lista de delitos que permiten violar la presunción de inocencia y aplicar castigos anticipados (prisión preventiva oficiosa). 14. Se prohibió la suspensión de los efectos de normas generales impugnadas por inconstitucionales a través de controversias constitucionales y acciones de inconstitucionalidad.15. Se estableció la improcedencia de juicios de amparo, controversias constitucionales o acciones de inconstitucionalidad en contra de reformas a la Constitución, aun cuando se violen los procedimientos que la propia Constitución establece.

Hubo otras reformas como la de pueblos autónomos, pero estas, pienso, no definirán, como lo harán las anteriores, el rumbo del país. Son positivas, pero simbólicas. El verdadero andamiaje institucional es el que resulta de la lista anterior. Dejemos de lado las formas específicas en que sucedieron estos cambios, en sesiones llenas de violaciones procedimentales, sin espacio para el debate o la evaluación de evidencia, en las que se negociaron órdenes de aprehensión por votos favorables. Si entendemos a la Constitución como una narrativa, ¿cuáles son los desenlaces probables de esta historia constitucional? ¿Hacia dónde navega nuestro barco y nuestra historia?

Doctora en derecho. @cataperezcorrea

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