Existen semanas en las que cuesta trabajo encontrar un tema para desarrollar una columna, pero también hay otras en las que los eventos de la vida rebasan la capacidad de uno como autor para decir todo lo que quisiera… tal y como me sucedió con la primera semana de este nuevo año. Hoy tengo tres temas que dan para un artículo cada uno, pero si me espero a su respectiva publicación semanal, el contenido perdería vigencia. Así es que vamos por partes.

Durante las primeras horas del presente mes, se orquestó una fuga en el Centro Estatal de Reinserción Social No. 3 en Ciudad Juárez, Chihuahua, mismo que dejó como saldo 17 muertos (10 de estos eran custodios del penal) y al menos 25 reos prófugos. Este motín fue una acción coordinada para liberar a “El Neto”, líder de la pandilla de los Mexicles, mismo que perdió la vida cinco días después de su fuga en un enfrentamiento con las autoridades. La revuelta ha puesto de manifiesto, una vez más, la situación de hacinamiento en las cárceles mexicanas, el autogobierno en varias de ellas, la rampante e imperante corrupción y las condiciones de algunas (dizque) celdas en las que los narcos más peligrosos tienen televisión, teléfonos celulares, armas de fuego e inclusive, su propia caja fuerte para resguardar las ganancias por la venta de drogas al interior del penal.

El sistema penitenciario es el eslabón más oscuro y menos popular de los cuatro que componen nuestro sistema de seguridad pública. El que un comando criminal pueda hacer lo que hizo en Ciudad Juárez es auténticamente imperdonable sin importar los colores del Gobierno en turno y para México como país, una verdadera desgracia.

Acorde al reporte diario de homicidios dolosos publicado por el gobierno federal, en los primeros seis días de este enero llevamos 468 asesinatos, lo que equivale a 78 fallecimientos por día (el promedio del mes de diciembre fue de 73.4). Curiosamente, estas cifras no reflejan aún las 29 muertes (10 fueron militares en acción, QEPD) acontecidas en Sinaloa derivadas de la captura de Ovidio Guzmán, por lo cual el promedio será superior una vez que se contabilicen. De la captura del hijo de El Chapo escribí el viernes pasado, sino hubieran sido cuatro temas para este día.

Las administraciones de los expresidentes Calderón y Peña Nieto no pudieron con la exacerbada violencia criminal desatada desde 2006 y tampoco pudo la presente del presidente López Obrador. Es una locura hacer lo mismo una y otra vez esperando obtener resultados diferentes.

El pasado sábado despertamos con la noticia sobre un nuevo accidente en el Metro de la Ciudad de México. Esta ocasión fue en la Línea 3 donde dos trenes chocaron. El saldo hasta el momento es de un muerto y 59 lesionados. De los heridos, 31 ya han sido dados de alta, mientras que a otros tres los operaron de urgencia. Durante la presente administración, han ocurrido tres siniestros graves en el Metro con muertos y heridos en todos ellos. Además, a diario se exponen las quejas de los pasajeros y las denuncias de los trabajadores que protestan por la falta de recursos y material para realizar su trabajo.

La Ciudad de México ha sido gobernada por el mismo grupo político desde 1997 y el Metro, sistema indispensable para la movilidad capitalina, nunca ha estado en peores condiciones que las actuales. Las desgracias seguirán ocurriendo ya que su presupuesto es insuficiente para un mantenimiento adecuado. Así es que no lo duden ni por un instante, los usuarios seguirán corriendo un peligro inminente mientras que no se lleven a cabo inversiones auténticamente millonarias (si no es que billonarias) y el sistema seguirá deteriorándose a pasos agigantados al seguir cobrando solamente cinco pesos por boleto.

Para concluir, el punto clave aquí es que estos temas no son nuevos, llevamos años padeciéndolos y ninguna administración federal o local ha dado el ancho para resolver su respectiva problemática. Y seré muy claro, esto no se trata acerca de las simpatías o preferencias políticas pasadas o presentes, todos han fallado miserablemente, al final del día los que pagamos el pato, absorbemos las pérdidas y ponemos los muertos y heridos, somos la ciudadanía, no la clase política.

POSTDATA – Independientemente del complicado arranque de año, les deseo lo mejor que la vida pueda ofrecer para los 357 días restantes de este 2023.

*Consultor en seguridad y manejo de crisis


@CarlosSeoaneN

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