El martes de la semana pasada, Salvador Ramos, un joven de origen latino de 18 años, después de dispararle a su abuela en casa, ingresó con un rifle de asalto a una escuela primaria en la localidad de Uvalde en Texas y abrió fuego indiscriminadamente matando a 19 estudiantes menores de 10 años y a dos maestras e hiriendo a otros 17. Este sujeto habría adquirido legalmente el arma (de hecho, dos armas) junto con docenas de cargadores y más de mil balas.

Esta tragedia sucedió solamente diez días después de que Payton Gendron, otro joven de 18 años, asesinara a 10 personas e hiriera a otras tres en un supermercado ubicado en Búfalo, Nueva York, con la diferencia que esta masacre fue transmitida en vivo por el tirador a través de la red social Twitch.

La gente en general asume que este es un fenómeno que solo sucede en el país vecino del norte. Sin embargo, ataques como los anteriores han ocurrido también en otras partes del mundo, como en Noruega (2011), Brasil (2011 y 2017), Nueva Zelanda (2019) e inclusive en México en el Colegio Americano del Noreste en Monterrey (2017) y en el Colegio Cervantes en Torreón (2020).

Este sigue siendo un fenómeno desconocido por la gran mayoría, pero que tristemente llegó para quedarse. Así es que espero poder arrojar luz sobre este oscuro tema.

El FBI define a un tirador activo como “un individuo o individuos participando activamente en matar o intentar matar a la mayor cantidad de gente posible en un área que está poblada y confinada”. Queda implícito en la definición el uso de armas de fuego para lograr su propósito y que el tiroteo está en progreso.

La mayoría de los ataques han ocurrido en lugares en los que los asesinos encuentran poca resistencia para lograr su objetivo. Las ubicaciones generalmente se describen como “blancos suaves”, es decir, cuentan con medidas de seguridad limitadas para proteger a los miembros del público. En la generalidad de los casos, no existió un patrón específico o método para la selección de sus víctimas, los muertos y heridos estuvieron en el lugar equivocado en el momento equivocado.

La experiencia muestra que la duración de estos ataques no suele durar más que unos pocos minutos (aunque el tiroteo en Uvalde duró más de una hora) y en la mayoría de los casos el agresor pierde la vida, ya sea a manos de la policía o por su propia mano. En la minoría de los ataques, el tirador intenta huir o se rinde.

Al ya haber tomado la decisión de matar, los tiradores activos no están dispuestos a negociar y prefieren eliminar a tantas personas como sea posible en el menor tiempo posible, y en últimas fechas, parece que ganar notoriedad personal o para una causa, son grandes motivadores.

Derivado de esto es que los protocolos de acción por parte de las fuerzas del orden han cambiado, ahora el imperativo táctico es responder agresivamente, enfrentarse al asesino sin demora y neutralizarlo‍. Para las víctimas potenciales, cuando la necesidad o la obligación lo exigen, el mandato es huir de ser posible o esconderse o cómo último recurso… atacar violentamente al atacante. El aspecto "activo" inherentemente implica que tanto los policías, como los ciudadanos, tienen el potencial de afectar el resultado del evento con base en sus respuestas.

Los relatos de por qué los tiradores activos hacen lo que hacen varían. Algunos sostienen que el motivo es la venganza, el racismo, el odio, otros argumentan que el bullying genera el problema o que la omnipresencia de las imágenes violentas que ciñen la cultura moderna alberga el fenómeno. Y por supuesto, algo que contribuye es la gran facilidad para adquirir armas de alto poder a mansalva de forma legal.

Desafortunadamente, la realidad es que no hay un perfil específico que cuadre para identificar a un agresor como estos antes de los ataques. Una gran cantidad de tiroteos masivos nunca tuvieron una aparente razón de ser, por absurdo que el motivo pudiera haber sido.

Es entonces que las escuelas norteamericanas han implementado programas de oficiales armados, detectores de metales, cierre automático de puertas, entrenamientos y simulacros para estudiantes y staff académico e inclusive, permitir que los profesores porten armas de fuego (una estupidez absoluta, lo sé).

El presidente Joe Biden dijo hace unos días: “Estoy enfermo y cansado de esto, tenemos que actuar. Y no me digan que no podemos tener un impacto en esta carnicería”

Por otro lado, el expresidente Trump expresó el pasado viernes durante una convención de la poderosa Asociación Nacional del Rifle : “La única forma de detener a un tipo malo con un arma es un tipo bueno con un arma, la existencia del mal es una de las mejores razones para armar a los ciudadanos respetuosos de la ley".

Y mientras los políticos debaten por su derecho a las armas, los estudiantes norteamericanos agradecen que las vacaciones de verano estén a la vuelta de la esquina, pero en agosto será el regreso a clases y ellos saben lo que eso significa.

POSTDATA

– La siguiente liga provee una serie de recursos desarrollados al paso de los años por el FBI después de haber estudiado y analizado cientos de casos de tirador activo. Espero les sea de utilidad.

Consultor en seguridad y manejo de crisis 
 Twitter: @CarlosSeoaneN 

 

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