Este conocido refrán marinero, que ha pasado a ser de uso cotidiano, se refiere a las personas que dicen las cosas sin pensar, que hablan de manera exagerada y desconcentrada. Nos recuerda que, tanto para peces como para seres humanos, abrir la boca más de la cuenta o a destiempo entraña un serio peligro; al igual que el pez es atrapado al morder el anzuelo, la persona que habla en exceso termina siendo víctima de su propia verborrea.

El porqué del título de esta columna se basa en dos sonados casos que acontecieron la semana pasada. El primero se refiere a Roberto Palazuelos, personaje del mundo del espectáculo y precandidato del partido Movimiento Ciudadano a la gubernatura de Quintana Roo. En una entrevista para el programa De Primera Mano de Grupo Imagen, Palazuelos lanzó una amenaza para aquellos que lo han criticado, o que él considera lo difaman, y advirtió “ya llegará el momento, cuando yo sea titular del Ejecutivo, que ajustemos cuentas”.

Después del aluvión de críticas, inclusive por parte de miembros de su partido, el precandidato no tuvo de otra que ofrecer una disculpa (bastante pobre, por cierto) vía Twitter. Posteriormente, salió a la luz un video en donde era entrevistado por Yordi Rosado, en el cual describe un altercado con armas de fuego, revelando que él, junto con otras dos personas “mataron al gordo y a otro güey”. Su partido debe estar muy preocupado ahora de hechos como estos que brincan como un muñeco con resorte de una cajita de sorpresas.

No deja de asombrarme como un candidato a gobernador pueda cometer este tipo de errores al no contar con una asesoría apropiada de comunicación o con un respaldo adecuado de comunicación de crisis. Y, por otro lado, el que Movimiento Ciudadano no hecho un arado insondable en la red para saber a qué se iban a enfrentar y cómo contrarrestarlo por anticipado. Si yo fuera el líder de ese partido, tendría ya a un ejército de analistas rastreando las profundidades de internet buscando más muertos en los closets del autonombrado diamante negro.

El segundo caso es acerca del presidente López Obrador. En la mañanera del pasado viernes, divulgó de viva voz información sobre los supuestos ingresos percibidos durante el ejercicio fiscal 2021 del periodista Carlos Loret de Mola, y para rematar, indicó que daría la instrucción a la Secretaría de Hacienda para que llevara a cabo las investigaciones pertinentes acerca de la información presentada para saber si se habían pagado los impuestos correspondientes. Loret se ha convertido en una piedra en el zapato presidencial a través de reportajes que han abordado temas de corrupción y conflicto de interés rodeando al círculo presidencial.

La Barra Mexicana Colegio de Abogados y la Asociación Nacional de Abogados de Empresa (ANADE) se pronunciaron acerca de este episodio, haciendo mella en la posibilidad de que el presidente haya violado distintos artículos del Código Fiscal de la Federación, de la Ley Federal de Transparencia y Acceso a la Información Pública, al igual que el artículo 16 constitucional, referente al derecho humano a la protección de datos personales. Sin duda, este fue un acto de intimidación a la libre expresión y al derecho a la información.

Hoy lloverán las columnas de opinión con la temática referida entre el presidente y el periodista, así es que dejaré que otros hagan lo propio con el análisis de lo acontecido.

Lo que no puedo dejar pasar, y me parece auténticamente absurdo y desproporcionado, es que aquellos que nos gobiernan (o que aspiran a hacerlo) consideren que el puesto de servicio temporal que se les asigna a través del voto les permita estar por encima de la Constitución Política que juraron guardar y hacer guardar, diciendo lo que auténticamente les venga en gana.

Por cierto, el refrán completo sería "por la boca muere el pez y el hombre por la palabra".

POSTDATA

– Acorde a datos del INEGI y del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, Felipe Calderón acumuló 120,463 homicidios dolosos durante su sexenio. Peña Nieto lo sobrepasó con 156,066 asesinatos al término de su mandato y López Obrador lleva acumulados 112,438 al sábado pasado. A este paso, en cuatro meses – tristemente – rebasaremos “los muertos de Calderón” y para septiembre del 2023 los de Peña Nieto.

Consultor en seguridad y manejo de crisis  
Twitter: @CarlosSeoaneN 

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