El Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (INEGI) publicó la semana pasada la Encuesta Nacional de Seguridad Pública Urbana (ENSU) para el tercer trimestre de 2023.
El objetivo es generar información en torno a la percepción social sobre la seguridad pública. La encuesta tiene representatividad nacional y se enfoca en el ámbito urbano. Además, genera información (supuestamente) para la toma de decisiones de política pública en materia de seguridad.
La ENSU cuenta con una muestra de 300 viviendas por ciudad de interés y desde septiembre de 2019, es de 300 viviendas por cada una de las 16 demarcaciones territoriales en las que se divide la Ciudad de México. El agrupado nacional fue de 27,970 viviendas.
La ENSU se aplicó en 75 ciudades de interés. Los siguientes son algunos de los puntos a destacar del reporte de 25 páginas. Vale la pena mencionar que redondeé las cifras al digito inmediato inferior para ayudar a su lectura y compresión.
En cuanto a la percepción de inseguridad por temor al delito, las ciudades con mayor porcentaje de personas adultas que consideran que vivir en su ciudad es inseguro fueron: Fresnillo con 95%; Ciudad Obregón con 92 %; Zacatecas con 92 %; Uruapan con 91 %; Naucalpan de Juárez con 87% y Toluca con 86 por ciento. Resulta increíble pensar que prácticamente toda la población adulta de estas ciudades se sienta o se sepa insegura.
En contraste, las ciudades donde la percepción de inseguridad resultó menor fueron: Benito Juárez en CDMX con 15%; Piedras Negras con 19%; San Pedro Garza García con 20%; Cuajimalpa en CDMX con 21%; Puerto Vallarta con 22% y Los Mochis con 24 por ciento.
En cuanto a la expectativa social sobre la seguridad pública, 34% de la población encuestada consideró que, en los próximos 12 meses, la situación de la delincuencia e inseguridad en su ciudad seguirá igual de mal. Por otra parte, 24% de la ciudadanía refirió que la situación empeorará en los próximos 12 meses. En contraste, 18% respondió que la situación de la delincuencia en su ciudad seguirá igual de bien y 22% manifestó que mejorará.
En cuanto a la atestiguación de conductas delictivas, los resultados revelaron que, del porcentaje de la población que mencionó haber visto o escuchado conductas delictivas en los alrededores de su vivienda, 51% se relacionó con robos o asaltos; 39% con vandalismo en las viviendas o negocios; 39% con venta o consumo de drogas; 36% con disparos frecuentes con armas de fuego y 24% con bandas violentas o pandillerismo.
Este es nuestro México en donde 6 de cada 10 habitantes viven con miedo en su ciudad de residencia y en dónde será imposible cristalizar los compromisos del Plan Nacional de Desarrollo de pacificar al país durante la presidencia de López Obrador.
Para concluir, si la siguiente administración (ya sea con Xóchitl o Claudia) hace bien las cosas y logra reducir los homicidios dolosos en un rango de 10% anual de forma continua e ininterrumpida durante el próximo sexenio, regresaremos a los niveles de violencia observados en la época de Felipe Calderón que fueron un escándalo y que ayudaron al PRI a regresar al poder, ya que “ellos sí sabían controlar a los malos”.
Así es que, sin lugar a dudas, necesitaremos del sexenio 2030-2036 para continuar con la titánica tarea de regresar la inseguridad a niveles aceptables… y eso, si las cosas se hacen bien.
POSTDATA – El presidente López Obrador dijo en el presente año que el Tren Maya empezaría a dar utilidades en seis años a partir de su inauguración, ya que “es un proyecto muy rentable en términos económicos”. Sin embargo, la semana pasada creó un fideicomiso, mismo que será operado por la SEDENA, y que se alimentará con el impuesto a los turistas. Alrededor de 500 mil millones de pesos invertidos en un proyecto que no será rentable y que requerirá de subsidios para sobrevivir.
*Consultor en seguridad y manejo de crisis
@CarlosSeoaneN