En la mañanera del 6 de agosto, el presidente López Obrador, ante la pregunta de la representante de la revista Proceso, aceptó que Ismael “El Mayo” Zambada contaba con órdenes de aprehensión en su contra, pero que no habían sido ejecutadas porque el detener a los capos de la droga no erradica el narcotráfico… me dejó boquiabierto tal declaración.

De una u otra manera, admite que las autoridades mexicanas (las que ustedes gusten enumerar) incumplen su mandato constitucional ante la directriz presidencial de no investigar, perseguir, detener, arrestar y/o juzgar a ningún gran jefe del narcotráfico mexicano porque eso no va a acabar con el tráfico de drogas… no logro cerrar mi boca todavía.

Amable lector(a), ¿se da usted cuenta de lo que esto significa en términos reales? Resulta que, si uno es un asesino de masas sin escrúpulos, un auténtico psicópata productor de violencia, un verdadero cabrón armado hasta los dientes al cual no le importa matar a gente inocente a mansalva, el gobierno (al menos este gobierno), no lo va a perseguir ya que así, en teoría, no va a haber pleito, ni balazos, ergo, el país se va a pacificar… ya me duelen las articulaciones de la quijada.

Zambada, quien durante décadas había logrado evadir a sus rivales de todos colores, tenía abiertas carpetas de investigación a nivel federal y órdenes de aprehensión en espera de ser ejecutadas, pero resulta que nadie lo estaba buscando… ¡Carajo!

Y en medio de este desvarío surrealista, la lógica presidencial pareciera estar cimentada en una peligrosa premisa: que la inacción y la omisión deliberada son (o deben ser)  herramientas estratégicas para la pacificación del país. ¿Acaso deberíamos renunciar a la aplicación de la ley y al monopolio legal del uso de la fuerza para no hacer enojar a una organización criminal tipo Godzilla?

Estamos hablando de un criminal que ha corroído las instituciones, aterrorizado comunidades enteras y convertido a México en un país que sobresale del resto por su violencia homicida. La idea de que el Estado mexicano se abstenga de perseguir a los principales responsables de esto es un acto de rendición tácita, un dejar hacer, dejar pasar que solo perpetúa la impunidad.

Lo más preocupante es que esta postura oficial envía dos mensajes muy claros a las filas del crimen organizado: 1) No tienen de qué preocuparse mientras sigan operando en las sombras, manteniendo un perfil bajo y evitando confrontaciones directas con el Estado. 2) Transfórmense en un monstruo de dimensiones superlativas, brutalmente cruel, salvajemente despiadado, violento a más no poder, y así no los confrontaremos para que no haya violencia entre ustedes y nosotros.

Esta directriz no solo fortaleció a figuras como Zambada, sino que también socava el trabajo de los miles de policías y militares que arriesgan sus vidas diariamente en una lucha que, aparentemente, su propio gobierno ha decidido no solo no ganar, sino ni siquiera pelear.

La presente administración está a 50 días de terminar, lo hecho hecho está. Entonces la pregunta obligada sería, ¿cuál es el plan, señora presidenta? Porque si la estrategia es simplemente dejar carpetas de investigación abiertas y órdenes de aprehensión abandonadas en los archiveros, mientras los capos continúan pisoteándonos y enriqueciendo sus bolsillos, entonces no solo hemos perdido la batalla contra el crimen organizado… hemos perdido nuestra dignidad como nación.

Y eso, amable lector(a), es algo que ni mi mandíbula abierta al grado de dislocación, ni la paciencia del pueblo mexicano deberían soportar.

POSTDATA – Zambada, a través de un comunicado de prensa distribuido por su abogado el pasado sábado, afirmó que el día de su captura (mediante una emboscada patrocinada por su ahijado) se dirigía a una reunión con el gobernador morenista de Sinaloa, Rubén Rocha Moya y el diputado electo Héctor Cuén Ojeda (quien fue ejecutado ese mismo día), para mediar entre ambos sobre la sucesión de la rectoría de la UAS. Obviamente, ese dicho fue negado rotundamente por Rocha Moya. Con la captura de El Mayo se viene una tormenta de dimes y diretes, y si a Genaro García Luna lo arrestaron, juzgaron y declararon culpable por dichos de criminales convictos que aceptaron convertirse en testigos protegidos… los próximos meses y años serán de sumo interés cuando altos funcionarios mexicanos terminen su mandato o encomienda.

Consultor en seguridad y manejo de crisis

@CarlosSeoaneN

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