La revista Gatopardo presentó recientemente un excelente reportaje de investigación titulado “Libertad Robada. El montaje de una banda de secuestradores”. En este artículo nos describe como seis hombres con vidas y trabajos comunes fueron detenidos sin orden de aprehensión (ni en flagrancia), para ser acusados de pertenecer a una banda conocida como “Los Kempes” en agosto del 2002 en Tlaxcala.

En su momento, esta detención fue presentada por el Gobierno del Estado como un éxito en los procesos de investigación policial y procuración de justicia. Sin embargo, acorde al trabajo de indagación de los 15 alumnos de la maestría en periodismo del CIDE que lo llevaron a cabo, todo fue un montaje para despresurizar la opinión pública que exigía resultados al entonces gobernador del PRD Alfonso Sánchez Anaya (hoy titular de la Unidad de Administración y Finanzas de la SEGOB) y a su procurador de justicia Eduardo Medel Quiroz (hoy Director de Recursos Humanos del Senado).

La historia es - tristemente - fácil de anticipar. Episodios de tortura y amenazas, abuso de poder, vidas hechas añicos, crueldad y vileza, complicidad de funcionarios para soslayar la verdad, y por último, familias heroicas que no cesan en su lucha por hacer justicia. Desafortunadamente, este suceso se mantiene latente, no ha terminado. Uno de los acusados falleció estando preso, otro pasó 14 años en la cárcel, el tercero estuvo en prisión ocho meses y al salir emigró a Estados Unidos y los últimos tres permanecen encarcelados en Durango esperando la reposición del proceso, su último recurso legal 18 años después de haber sido detenidos.

Podríamos pensar que una historia de terror como esta debería ser una auténtica anomalía en el sistema de impartición de justicia (sí, ya sé, suena a burla), pero en días recientes, el presidente López Obrador trajo al presente el capítulo de Israel Vallarta y Florence Cassez (supuestos líderes de la banda de secuestradores conocida como “del Zodiaco”). Muchos conocemos el desenlace de Florence, la cual fue liberada por las múltiples irregularidades en su detención, ya que el conflicto escaló a niveles de enfrentamiento internacional entre los presidentes mexicano y francés de aquel entonces. Por otro lado, el juicio de Israel increíblemente continúa, aún y cuando él sufrió las mismas irregularidades que la francesa. 16 años después de su detención, todavía no se emite una sentencia que lo condene o lo absuelva y no se ve para cuando.

El escritor Jorge Volpi, en su premiado libro “Una novela criminal” (2018), hace una recopilación de información de este polémico caso, que, a pesar de no llegar a una conclusión determinante, nos deja con un pésimo saber de boca describiendo los abusos del poder y errores judiciales que han ocurrido durante lustros para mantener a Vallarta y a sus familiares en la cárcel. Lo peor de todo, es que este proceso ha sido manipulado con múltiples intereses de por medio, por lo que difícilmente la opinión pública llegará a saber lo que en realidad aconteció. Vale la pena mencionar que dos de los protagonistas en esta otra historia de terror fueron “policías de élite”, uno se encuentra detenido en Estados Unidos, Gerardo García Luna, y el otro es prófugo de la justicia mexicana, Luis Cárdenas Palomino.

Sucesos como los anteriormente descritos causarían un escándalo de magnitud colosal en países del primer mundo en donde los sistemas de impartición de justicia operan para servir y proteger a la sociedad y no al gobierno. Pero en nuestro México, por desgracia, estos capítulos son comunes. Estas dos historias están a la vista, pero ¿cuántas más permanecerán en los sótanos de la susodicha justicia bajo la pisada del poderoso funcionario en turno?

POSTDATA

El personal médico que ejerce su profesión en el sector privado ha perdido la batalla contra el presidente y su subsecretario de salud, se vacunarán hasta que su correspondiente rango de edad les abra la puerta a la ansiada protección, sin importar lo profundamente absurdo de la resolución y el riesgo inherente de ejercer la medicina en tiempos de pandemia. Ahora se aproxima el turno de los maestros, ¿podremos anticipar la misma suerte para el personal de escuelas y universidades privadas?

Consultor en seguridad y manejo de crisis.
@CarlosSeoaneN

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