“Para Dummies” es una frase muy usada en inglés y español de una exitosa serie de libros de aprendizaje que tienen como objetivo presentar guías sencillas para lectores nuevos en diversos temas. A pesar del título, los escritos no son literalmente para tontos (dummies), sino para inexpertos o principiantes en una materia. A la fecha han sido publicados más de 1,500 diferentes temas con ediciones en numerosos idiomas.

El pasado viernes, el presidente López Obrador reconoció la intervención telefónica por parte de la SEDENA al defensor de derechos humanos Raymundo Ramos en Nuevo Laredo, aunque aseguró que en su gobierno no se realiza espionaje, sino que se hace “investigación” y “trabajo de inteligencia”. Sin embargo, no justificó cuál fue el objetivo ni cuál fue la base legal para espiar al susodicho defensor de derechos humanos.

El mandatario se limitó a decir que no existe ninguna ilegalidad y que el trabajo de inteligencia que se hace tiene como propósito conocer los movimientos de la delincuencia organizada. “Es un trabajo que se hace en coordinación con el centro de inteligencia del Estado y que tiene como propósito conocer sobre movimientos, operaciones de la delincuencia organizada. Nosotros no espiamos a nadie, no es el tiempo de los gobiernos neoliberales, nosotros hicimos aquí el compromiso que no íbamos a espiar a ningún opositor”.

La realidad es que la línea que divide una labor de inteligencia preventiva de una de oscuro espionaje (especialmente llevada a cabo por cualquier gobierno), es muy delgada. Es por esto por lo que hago entrega del 8vo volumen de la serie para Dummies.

Vamos por partes, el artículo 29 de la ley de Seguridad Nacional define las actividades de inteligencia como “el conocimiento obtenido a partir de la recolección, procesamiento, diseminación y explotación de información, para la toma de decisiones en materia de Seguridad Nacional.” Su objetivo es desarrollar actividades de contrainteligencia, o sea “las medidas de protección de las instancias en contra de actos lesivos, así como las acciones orientadas a disuadir o contrarrestar su comisión” (artículo 32 de la misma ley).

En pocas palabras, la inteligencia sirve para desarrollar mecanismos para hacer frente y tratar de neutralizar peligros potenciales. Y no nos hagamos bolas, esto no solo compete al gobierno, también las empresas privadas llevan a cabo labores de inteligencia, pero con otro enfoque, mismo que comprende un proceso sistemático de búsqueda, evaluación y análisis de información, cuya finalidad es producir conocimiento útil para la toma de decisiones de negocios.

Por otro lado, se denomina espionaje a la práctica y al conjunto de técnicas asociadas a la obtención encubierta de datos, de información confidencial o de cualquier género de secretos, pero de modo fraudulento o no permitido. Las técnicas comunes del espionaje han sido históricamente la infiltración y la penetración, en ambas es posible el uso del soborno y el chantaje.

El problema de la definición entre espionaje e inteligencia queda resuelto es estos últimos párrafos, mientras la primera está prevista por ley, el segundo no tiene sustento legal.

Entonces, el punto clave aquí sería saber si el Sr. Raymundo Ramos es considerado una amenaza a la Seguridad Nacional y si la intervención a su teléfono fue llevada a cabo con un mandamiento judicial. Así de fácil y así de sencillo podemos saber si este defensor de derechos humanos, entre otros, fue espiado o no, todo lo demás es basura.

POSTDATA – Acorde a la consultoría TResearch, en el presente sexenio se han acumulado 148,474 homicidios dolosos hasta el sábado pasado. El sexenio más sangriento de la historia moderna ha sido el de Peña Nieto con 156,066 asesinatos. Dentro de tres a cuatro meses este escabroso récord será rebasado, quedando aún 16 meses de la presente administración. ¿Qué estarán pensando las corcholatas (de todos los partidos) acerca de este tema y la pesadilla que heredarán en materia de Seguridad Pública?


Consultor en seguridad y manejo de crisis
@CarlosSeoaneN

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