En el año 2000 comencé a trabajar para Securitas, empresa sueca de seguridad privada que expandía su presencia mundial incursionando en el mercado del continente americano. Esta compañía adquirió la firma de seguridad privada más grande de los Estados Unidos, y por ende, las extensiones de esta en otros países, como México.

La filial mexicana a la que yo me uní perdía dinero (y mucho) todos los años de manera regular, de hecho, sus directivos en Estados Unidos le dijeron a los nuevos dueños que nunca verían un peso de utilidad de este negocio, ya que ellos no lo habían hecho en una década. Y motivos de sobra tenían para afirmar su dicho, desde el primer día que inicié funciones me sorprendió el desorden administrativo y operativo que imperaba en la organización, los meses pasaban y no dejaban de salir múltiples esqueletos de los closets.

Ya fuesen multas del seguro social, laudos de demandas laborales (conocidas o desconocidas), el hallazgo de facturas fantasma incobrables, cartera vencida sin el respaldo apropiado para exigir su cobro, notas de crédito expedidas a mansalva o reclamos de pagos pendientes entre otras cosas. Por todo el país, el equipo ejecutivo bajo el mando del nuevo director nos la pasábamos apagando fuegos, herencia de 10 años de una pésima gestión que impactaba nuestros resultados presentes.

Ahora bien, como humanos que somos, el nuevo equipo gerencial empezó a cometer sus propios errores, pero para bien o para mal, todavía teníamos la oportunidad de lavar nuestra cara frente a los jefes en Suecia argumentando que habían aparecido nuevos esqueletos en las profundidades de las catacumbas administrativas u operativas del pasado, lo cual nos brindaba tiempo y margen de maniobra para componer lo que ahora habíamos provocado nosotros.

En alguna presentación trimestral de resultados, durante la cual seguíamos apuntando el dedo a la administración pasada por nuestros pobres resultados, uno de los altos mandos europeos nos preguntó amablemente “¿Y cuánto tiempo más estiman necesitar para finalmente superar los errores del pasado?” Cachetada con guante blanco para decirnos que ya era hora de empezar a aceptar la responsabilidad de nuestro presente y de rendir cuentas por nuestras acciones y omisiones. Y así fue, a partir de ese día todos los esqueletos fueron nuestros, sin importar la paternidad de estos.

Toda esta anécdota viene a colación al escuchar las declaraciones del presidente en la mañanera del pasado martes 1 de marzo, fecha posterior al fusilamiento observado en redes sociales de aproximadamente 17 personas en San José de Gracia, Michoacán

López Obrador acusa que hechos como la masacre derivan de acciones de administraciones pasadas: “Nos robaron la presidencia de la República, no fue poca cosa y lo que causaron con este fraude. Todo esto que estamos viendo, de San José de Gracia”.

La presente administración lleva recorrido el 56% de su mandato, estamos empezando el cuarto mes del cuarto año de gobierno, y es el día de hoy, que seguimos escuchando que los hechos actuales son responsabilidad de otros.

Lo he dicho con anterioridad, este gobierno fue heredero de una grave espiral ascendente de violencia criminal que inició en el año 2006 y que repuntó a partir del 2016. También he dicho que nadie esperaba ver resultados milagrosos en unos cuantos meses y que la reducción de la violencia tomaría tiempo si es que las cosas se hacían bien.

Sin embargo, me preocupa de sobremanera observar al mandatario que no quita la vista del espejo retrovisor mientras conduce el auto en un sinuoso camino. En ocho meses y medio empezará el penúltimo año de esta presidencia.

Por lo que me pregunto, ¿hasta cuándo empezará la responsabilidad de la administración actual por los hechos de violencia que acontecen en nuestro diario vivir?

POSTDATA

– El día de hoy se discutirá en la Suprema Corte de Justicia el caso que mantiene presa a Alejandra. No veo otra opción posible que no sea un amparo liso y llano que ordene su liberación inmediata, el abuso del poder por parte del fiscal Alejandro Gertz Manero y las irregularidades del proceso no dejan otra posibilidad.

#Libertad para Alejandra

Consultor en seguridad y manejo de crisis
Twitter: @CarlosSeoaneN

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