Hace dos semanas publiqué en este espacio una columna bajo el título “10 acciones para mejorar la seguridad en México” y una de las acciones mencionada se refería al tráfico de armas de fuego ilegales que cruzan la frontera norte hacia nuestro país.

A continuación, reproduzco un extracto de aquel texto: “Las grandes organizaciones criminales mexicanas no serían lo que son sin su gran poder de fuego. Ocho de cada 10 armas ilegales incautadas en nuestro país son de origen norteamericano. Alguien tiene que hacer algo para detener el flujo de armas de calibre militar hacia nuestro país en el corto plazo.”

Coincidentemente, a finales del mes pasado, la organización Stop US Arms to Mexico publicó el reporte que da su nombre a esta columna: El río de hierro de armas a México: Sus fuentes y contenidos.

Los siguientes son los aspectos que para mí destacan del documento:

Las armas que transitan desde Estados Unidos a México empoderan a la delincuencia organizada, teniendo su origen en cientos de fabricantes y pasando por miles de armerías locales cada año.

La falta de un mecanismo adecuado de regularización por parte del mercado de armas en Estados Unidos alimenta la violencia, el narcotráfico y el desplazamiento forzado de migrantes en México.

La violencia armada en nuestro país ha aumentado precipitadamente en las últimas dos  décadas desde que expiró la prohibición de armas de asalto de Estados Unidos en 2004 y la declaración en 2007 de la guerra contra las drogas por parte del expresidente Felipe Calderón.

La modesta reducción de homicidios cometidos con armas de fuego desde 2020 no ha disminuido la violencia en México. Además, el número creciente de desapariciones forzadas, mayormente llevadas a cabo por organizaciones criminales, y a veces con la colusión de las fuerzas policiales o militares, ha nulificado esta reducción.

El reporte estima que 253,000 armas son compradas anualmente en Estados Unidos con el intento de traficarlas a México. Sin embargo, solamente 20,000 son recuperadas en nuestro país anualmente y sometidas para el proceso de rastreo de las rutas de manufactura, compra y tráfico ilícito o exportación.

El mercado minorista para armas en los estados norteamericanos fronterizos del sur es muy provechoso, según los datos de rastreo, las cinco ciudades con el mayor número de armas rastreadas a su jurisdicción fueron: Houston, Tucson, Phoenix, El Paso y San Antonio.

Aunque la escala del tráfico de armas es masiva, la mayoría de estas son compradas una por una. De 942 armas de fuego aseguradas en México en 2022 que fueron compradas en el condado de Mariposa en Arizona, estas fueron rastreadas a por lo menos 874 individuos, estos patrones son similares para años anteriores y en otros condados.

Concluyendo, el análisis del flujo de armas de fuego de todo tipo desde Estados Unidos hacia México pone de relieve una verdad incuestionable; las organizaciones criminales no podrían alcanzar el nivel de poderío actual sin acceso a este tipo de armamento. La estadística contundente de que ocho de cada diez armas ilegales incautadas aquí provienen del país vecino del norte subraya la magnitud del desafío.

Este maldito contrabando que alimenta la violencia desenfrenada, el narcotráfico, e inclusive, la migración forzada, es exacerbado por la corrupción que permea en nuestras instituciones.

El párrafo de cierre para esta columna debería ser algo así como: “Resolver esta compleja problemática requiere una cooperación internacional más estrecha, medidas regulatorias más estrictas y un compromiso renovado para combatir la corrupción.”

Pero la realidad es que no vislumbro siquiera como atenuar (ya no digamos detener) el problema. Los gringos adoran la fabricación y comercialización de todo tipo de armas de fuego y las defienden a ultranza (en Estados Unidos hay más armas de fuego que habitantes), mientras que en México la corrupción produce todo tipo de grietas que permiten que los criminales las reciban y utilicen con impunidad total.

POSTDATA – Acorde al reporte “Índice de Paz México 2024”, el impacto económico de la violencia ascendió a 4.9 billones (millones de millones) de pesos en 2023, lo que equivale al 19.8% de nuestro producto interno bruto nacional. Los homicidios representaron el 42.5% del impacto económico de la violencia. Al día de hoy han acontecido poco más de 191,000 asesinatos durante la presente administración y la enorme mayoría de estos han sido llevados a cabo con armas del río de hierro que nadie ni nada detiene.

Consultor en seguridad y manejo de crisis

@CarlosSeoaneN

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