México se ha caracterizado en las últimas dos décadas por padecer eventos criminales que nunca habían ocurrido en nuestro territorio. Desde secuestros a personas de modestos recursos, a descubrir cuerpos descabezados y desmembrados en plazas públicas, hasta el alzamiento de poblaciones que se arman para defenderse de los narcos locales.

“Es que eso nunca lo habíamos visto”, “es que eso es algo totalmente atípico”, “es que eso no pasaba antes”. La semana pasada vimos una serie de eventos que nos muestra claramente como la inseguridad avanza mientras la clase política dice que todos los problemas son heredados… una medrosa forma de decir que no importa que ellos tengan la autoridad, ya que la responsabilidad recae en el pasado.

¿Y a que me refiero? Vayamos por partes.

En Celaya, Guanajuato, 10 elementos de la Guardia Nacional resultaron lesionados tras la explosión de un coche bomba en una zona de influencia de la organización criminal de Santa Rosa de Lima. Este no es el primer coche bomba que estalla en nuestro país, pero sí es el primero que fue puesto como una trampa para matar y herir a policías… algo inédito en México

Dieciséis empleados de la policía fueron secuestrados en Tuxtla Gutiérrez, Chiapas, y fueron retenidos durante 72 horas como rehenes de un grupo criminal, el cual exigía al gobernador Rutilio Escandón la destitución de tres jefes policiacos…. algo inédito en México.

Hipólito Mora, exlíder de los grupos de autodefensas en la Tierra Caliente de Michoacán, fue acribillado e incinerado junto con tres policías por un comando que disparó alrededor de 1,000 balas en contra del vehículo que los transportaba en el poblado de La Ruana a plena luz del día. Lo inédito en este caso es que Mora advirtió públicamente en múltiples ocasiones que el crimen organizado (Los Viagras) lo iba a matar.

Por último, el cadáver del líder municipal del PVEM en Copala, Guerrero, fue localizado después de haber sido secuestrado. Las imágenes del hallazgo mostraban el cadáver desollado de la cabeza y el rostro, una escena digna de una película de terror clase B. Y también en Guerrero, siete cuerpos desmembrados fueron abandonados en una camioneta muy cerca del zócalo de Chilpancingo, reportes de la policía señalan que los restos fueron dejados en el cofre, el toldo y dentro del vehículo, así como esparcidos en la calle.

Y acerca de este último párrafo, amable lector, usted me dirá: “pero es no es algo inédito en México, eso lo hemos visto ya muchas veces con anterioridad”, y he aquí el quid de esta columna.

En mi vida profesional como consultor en seguridad y manejo de crisis, he visto muchas acciones de orden criminal que, al romper su patrón regular de conducta, las describí como “raras, poco comunes, atípicas, bizarras o anómalas, tratando de dejarle ver a las víctimas (o a mis clientes, amigos, familia o alumnos), que las razones para lo acontecido no eran fáciles de explicar, ya que no había antecedentes de estas.

Pero un patrón inicia con una sola acción que tiende a repetirse hasta convertirse en parte del panorama cotidiano. Esta semana pasada vimos como en Guanajuato (PAN), Chiapas (Morena) y Michoacán (Morena) las autoridades trataron de atenuar las causas y consecuencias de las barbaridades del crimen organizado, clasificándolas como “inéditas”.

El gran peligro de lo inédito no es lo inédito per se, sino su gradual repetición hasta que se convierte en “normal”.

POSTDATA – Con una jornada de violencia como la descrita anteriormente, el gobernador de San Luis Potosí, Ricardo Gallardo Cardona (PVEM), criticando a los periodistas y medios que lo reprueban por la violencia criminal que azota al estado, se dio el lujo de decir en un evento público: “Mejor que sigan chingando, sino de todos modos con que nos divertimos, necesitamos diversión, lo que no les gusta es que a mí me gusta la sangre, ver arder el mundo, lo hemos hecho toda la vida”.

POSTADATA II – Este mes de junio ha sido el más violento del presente año con un promedio diario de 76.7 homicidios dolosos.

POSTDATA III – En junio pasado se cumplieron 15 años de la tragedia del restaurante-bar New´s Divine, en donde nueve jóvenes y tres policías perdieron la vida en el más absurdo y estúpido acto de autoridad llevado a cabo por el gobierno del entonces Distrito Federal bajo el mando de Marcelo Ebrard. Resulta increíble saber que ningún funcionario público haya pisado la cárcel en estos últimos tres lustros ante semejante acto de brutal y supina negligencia criminal.

Consultor en seguridad y manejo de crisis

@CarlosSeoaneN

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