Los sacerdotes jesuitas Javier Campos y Joaquín Mora fueron asesinados a tiros el pasado mes de junio dentro de una iglesia en una pequeña comunidad de la Sierra Tarahumara en Chihuahua. Ahí resguardaban al guía turístico Pedro Palma, quien también perdió la vida. Los cadáveres fueron hallados dos días más tarde, tras ser abandonados. El crimen provocó la indignación del Papa Francisco e hizo que la Iglesia católica criticara la impunidad y la violencia en México.

Y ahora nos enteramos por las últimas revelaciones de Guacamaya Leaks sobre el papel del Ejército en las investigaciones para aclarar el asesinato de estos dos sacerdotes. Resulta que las Fuerzas Armadas conocían, desde al menos dos años antes de la tragedia, prácticamente todo sobre el imperio criminal de José Noriel Portillo Gil, alias El Chueco , el autor material de los homicidios. Las alianzas de su gente con el Cártel de Sinaloa, el régimen de terror que impuso a la población y cómo operaba su grupo criminal para matar y desaparecer a rivales y civiles.

La Compañía de Jesús en un comunicado publicado el pasado lunes expresó: “El Estado mexicano identificó, con antelación, las actividades delictivas en la sierra Tarahumara de quien a la postre perpetraría el homicidio de nuestros hermanos Joaquín y Javier, mismo que a más de cien días sigue impune. De haberse actuado en consecuencia, la tragedia probablemente se hubiera evitado”.

Resulta impactante saber que quien está al mando de la seguridad pública en nuestro país posea la información mencionada durante años sin hacer nada al respecto. Recordemos que todos los documentos extraídos por los Guacamayos pertenecían al Ejército y fueron elaborados en su mayoría por ellos mismos. No estamos hablando de recortes de periódicos o notas extraídas de redes sociales, es inteligencia producida nada más y nada menos que por nuestras Fuerzas Armadas.

Ahora, ¿qué más se ha publicado acerca de la seguridad en nuestro país derivado del hackeo a la Secretaría de la Defensa? Comparto con ustedes la cabeza de algunos de los hallazgos:

Huachicoleros tejen red con policías, elementos de la Guardia Nacional y funcionarios públicos.

Análisis geológicos del tramo 5 del Tren Maya advierten que el suelo de la zona es considerado de peligro alto a severo por hundimiento e inundación.

Documentos relacionan a militares y Guardia Nacional con grupos delictivos en venta de armas, trata de personas y huachicol.

Documentos vinculan al secretario de Seguridad Pública de Veracruz con el Cártel de Noreste (por cierto, este sujeto acaba de renunciar).

Reportes de inteligencia militar identifican al secretario de Seguridad Pública de Tabasco como integrante del CJNG.

Filtraciones revelan que el Ejército descubrió estrechos vínculos entre el CJNG y cuatro gobiernos estatales emanados de Morena.

El Ejército supo de los atentados registrados en junio 2020 en Caborca, Sonora, al menos cinco días antes de que ocurrieran.

Desafortunadamente, es tal la cantidad de documentos filtrados por el grupo Guacamaya en donde se revelan casos como los mencionados, que se batalla para mantener el ritmo de las develaciones y así poder para darle un adecuado seguimiento, entendiendo que el Gobierno federal no va a mover un dedo para hacerlo.

La descomposición sugiere múltiples metástasis extendidas más allá de lo que podríamos haber supuesto. Jamás estuvimos expuestos en primera persona ante un masivo e intenso desfogue de aguas negras (más las que faltan por venir) que nos enseña que la putrefacción en las altas esferas políticas continúa arraigada hasta la médula.

No cabe duda, desenraizar la corrupción de nuestro México tomará más tiempo y una mucho mayor voluntad de los próximos gobiernos. Pero por lo pronto, al menos, que tengan la decencia de detener tragedias que se podrían haber evitado con la información que tienen a la mano.

POSTDATA

Ante el incremento de la violencia intrafamiliar en el estado de Tlaxcala, el secretario de Gobernación pidió a los pobladores: “no hay que ser tan pegalones”. Me provoca una gran disonancia cognitiva que haya utilizado la palabra “tan”. O sea, ¿peguen, pero no mucho?

Consultor en seguridad y manejo de crisis 

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