La palabra atrocidad se define como una acción desmesurada y desproporcionada que se realiza con brutalidad o violencia. Algunos de sus sinónimos son: animalada, barbaridad, bestialidad, crueldad y salvajismo.

Hace poco tuve la oportunidad de leer un documento titulado “Atrocidades registradas en medios” publicado por la organización Causa en Común. En este documento se hace un recuento de hechos de violencia extrema registrados en nuestro país durante los meses de enero 2021 a octubre 2021.

Para Causa en Común, la definición de atrocidad versa sobre el uso intencional de la fuerza física para causar muerte, laceración o maltrato extremo; para causar la muerte de un alto número de personas; para causar la muerte de personas vulnerables o de interés político, y/o para provocar terror. Dentro del reporte establecen distintas categorías y definiciones para poder ser detallistas en cuanto a algunos tipos de violencia.

Parte del repertorio de categorías y definiciones son las siguientes: masacre, fosa clandestina, mutilación, descuartizamiento y destrucción de cadáveres, calcinamiento, tortura, asesinato (con múltiples subcategorías), terrorismo, linchamiento, intento de linchamiento, violación agravada, esclavitud y trata. Toda una galería del horror.

En línea con las precisiones referidas anteriormente, se obtuvieron 3,492 notas periodísticas sobre eventos que pueden catalogarse como “atrocidades”. En estas se pueden tipificar 4,527 atrocidades con un total de 6,787 víctimas. El top 5 estatal es encabezado por Guanajuato, seguido por Jalisco, Michoacán, Baja California y Puebla empatada con Veracruz.

En el mismo reporte, pero con fecha de enero 2020 a diciembre 2020, se detectaron al menos 3,060 notas periodísticas, las cuales tipifican 5,380 atrocidades con un total de 6,365 víctimas.

Es importante mencionar que, en el caso de una sola víctima mortal, se pueden registrar distintos tipos de atrocidades, por ejemplo; el 12 de octubre de 2021, fueron localizados los restos de una niña en una fosa clandestina en Reynosa, y aunque se contabiliza al menos una víctima, este se clasifica como un caso de fosa clandestina, un caso de asesinato de menor de edad y un caso de asesinato de mujeres con crueldad, o sea tres atrocidades.

Hechos tan tristes y terribles como los descritos en el documento distan de ser nuevos y acontecen en México desde hace más de tres lustros. Tristemente, parece no importar quien ostente el poder federal, estatal o municipal, simplemente no cesan.

Ahora, todas las semanas, la gran mayoría de quienes tenemos la oportunidad de escribir una columna (o varias) para algún medio, leemos e investigamos para proporcionar al lector información fidedigna que le permita informarse y así contribuir a la construcción de una opinión propia sin importar su edad, sexo, condición socio económica, ubicación geográfica o preferencia política.

Yo en lo personal, que escribo mayormente acerca de temas de seguridad, no hay semana (por no decir no hay día) que no lea acerca de hechos criminales que hacen que me avergüence cuando me preguntan, especialmente extranjeros, que pasa en nuestro país y porqué es que no logramos solucionarlo. Este es México hoy y seguir diciendo que todo es producto de una herencia maldita o que debemos encomendarnos a Dios, no solucionará absolutamente nada.

Muchos gobernantes están padeciendo en carne propia la desesperación ante hechos de violencia fuera de su control y que son el pan de cada día cuando se está en el poder. Insistir en culpar al pasado no cambiará las cosas. Es fundamental asumir la responsabilidad del presente para detener las atrocidades, barbaridades y bestialidades.

POSTDATA

– Estados Unidos va en muy serio tras los hijos de El Chapo Guzmán, no solo promete una recompensa millonaria, también ofrece asilo o protección a quien los denuncie.

Consultor en seguridad y manejo de crisis  
Twitter: @CarlosSeoaneN 

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