Recientemente, el Presidente anunció un incremento de 50 mil millones de pesos para el presupuesto de la Guardia Nacional. Dijo que serían “para terminar de consolidar esta institución a finales de 2023, con todos los elementos, con todo el profesionalismo de los que la integran, con salarios justos, prestaciones y también con todas las instalaciones”.

El monto anunciado es 40% superior a los 35,671 millones de pesos asignados para este cuerpo de policía en 2021. Posteriormente, López Obrador hizo la aclaración que este monto (adicional al presupuesto ya establecido) se dividiría dentro de los próximos dos años y fracción.

De entrada, esta es una buena noticia, cualquier dinero invertido en materia de seguridad para controlar y disminuir la violencia criminal debería ser una noticia para festejar. Sin embargo, hay sombras a ser iluminadas bajo este anuncio de incremento multimillonario.

Un aparato de seguridad pública se conforma por cuatro grandes eslabones. El primero es el esquema de prevención, mismo que es operado por las diferentes policías del país, y aquí es dónde empezamos a iluminar las sombras. Acorde al INEGI, al cierre del 2019, al menos 2.1 millones de personas trabajaban en funciones de seguridad pública en las corporaciones policiales de los estados, y no hay una sola mención para aumentar los presupuestos de seguridad para los gobiernos estatales y, por ende, municipales.

El segundo eslabón lo conforma el ministerio público y su respectiva policía ministerial o investigadora. De igual forma, nada se ha dicho acerca de incrementar las capacidades de esta dependencia responsable de investigar los delitos de acción pública y promover la persecución penal ante los tribunales. Las agencias ministeriales en nuestro país están abarrotadas de expedientes, lo que ralentiza brutalmente sus capacidades de investigación, efecto que también se traslada a sus agentes policiales.

El tercer eslabón es el relativo a la administración e impartición de justicia; jueces, tribunales, juzgados, fiscales, leyes, etc. Al igual que con las agencias del ministerio público, los juzgados y tribunales se encuentran sobrecargados de trabajo, evitando que la justicia sea pronta y expedita. Todos hemos escuchado de juicios y/o demandas que llevan años en proceso sin saber para cuándo terminarán.

El cuarto y último eslabón pertenece a la readaptación social, o sea, las prisiones. Este es el patito feo del sistema, ya que consume muchos recursos, abunda la corrupción y no suma simpatías en tiempos electorales, independientemente de ser un dolor de cabeza permanente para las administraciones en turno. En México hay 288 centros penitenciarios y muchos de estos se encuentran - también - saturados.

En resumen, la Guardia Nacional se compone de casi de 100,000 elementos y se espera que siga creciendo hasta llegar a 150,000. Al menos hoy en día, esos 50 mil millones se invertirán en solo uno de los eslabones del sistema de seguridad pública que abarcará menos del 10 por ciento de la fuerza policial disponible en el país.

No me malinterpreten, si algo necesitamos, es una mayor inversión en materia de seguridad para nuestro convulsionado territorio, pero enfocarlo solamente en uno de los proyectos insignia del gobierno federal, puede servir de poco, si todos aquellos que cometen delitos graves no son detenidos, juzgados y procesados en tiempo y forma.

P.D. El gobierno mexicano presentó una demanda ante una corte federal en Boston, Estados Unidos, señalando a 11 compañías productoras y distribuidoras de armas de promover prácticas comerciales "negligentes e ilícitas que facilitan el tráfico ilegal de armas a México". Acorde a nuestro gobierno, cada año se trafican ilegalmente más de 500,000 armas provocando miles de muertos.

Muchos dirán que este es un ejercicio inútil, siendo que la industria armamentista norteamericana es sumamente poderosa. Sin embargo, hace unos días la empresa Remington, el fabricante de armas más antiguo de EUA, ofreció 33 millones de dólares a las nueve familias que la demandaron después de que sus hijos fueran asesinados con uno de sus rifles de asalto en la masacre de la escuela primaria Sandy Hook en Newton, Connecticut en 2012.

Va para largo y es muy probable que la demanda no prospere, pero este será un tema relevante para seguirse de cerca.

Consultor en seguridad y manejo de crisis
Twitter: @CarlosSeoaneN 

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