El portal de la Universidad Johns Hopkins reporta que México ha rebasado las 300,000 muertes oficiales por Covid-19 y que hemos padecido 4,113,790 contagios. Es bien sabido que nuestras cifras, al igual que las del resto del mundo, sufren un importante subregistro. ¿Cuántas serán las muertes reales en nuestro país? Dependiendo de la fuente que se consulte, los números indican que estas pueden ser 451,860 (Secretaría de Salud), 521,270 (INEGI) o 551,380 (Institute of Health Metrics and Evaluation).
Todos los días hay contagios, todos los días hay fallecimientos, la ceguera e indiferencia ante los fríos números nos hace perder perspectiva. Es por esto por lo que quiero compartir unos fragmentos de mi columna del 17 de junio del 2020 titulada “Visión apocalíptica” para darnos cuenta de lo que ha acontecido en este último año y medio.
“Por motivos profesionales, todos los días reviso la página web de la Universidad en Medicina Johns Hopkins. En mi visita más reciente encontré que a nivel mundial hay poco más de ocho millones de personas que han sufrido el contagio del virus, de las cuales casi 450 mil han perdido la vida.
¿Cómo poder ver ese total cercano al medio millón de muertes de una manera que no solo sea un gigantesco mar de datos? Intentaré explicarlo con el siguiente ejemplo.
Muchos hemos asistido, aunque sea una sola vez, al Estadio Azteca en la Ciudad de México, sede de dos mundiales de fútbol y de conciertos como los de U2 y Michael Jackson. La capacidad de este coloso ronda los 90,000 asistentes.
¿Recuerda esa gloriosa vista de decenas de miles de personas con camiseta verde entrando al estadio y llenando las gradas? Aún evocamos el grito ensordecedor al caer el gol de la Selección Mexicana o al ver aparecer a Bono en el escenario. ¿O la salida eufórica de aficionados festejando la victoria? Ahora visualicemos ese mismo estadio lleno de cuerpos sin vida en sepulcral silencio y multipliquémoslo por cinco para totalizar las 450,000 víctimas mortales del Covid-19.
Ahora ubiquémonos en el centro de la cancha y hagamos un lento giro de 360° observando ese oscuro y apocalíptico panorama. ¿Se imaginan la infinita cantidad de historias acumuladas en ese graderío? ¿O las decenas de millones de familiares y amigos en duelo por su partida?”
Hace 17 meses mencioné que los muertos por la pandemia a nivel mundial llenarían el Estadio Azteca cinco veces. Hoy lunes, los muertos en México lo podrían hacer un mínimo de 3.3 veces y si quisiéramos meter a todas las víctimas mortales de Covid-19 en el mundo podríamos llenarlo 61 ocasiones. Todo esto solamente con cifras oficiales, imaginen si supiéramos a ciencia cierta la realidad.
Después de leer estas líneas y con la 4ª ola de contagios golpeando severamente a Europa y a los Estados Unidos desde noviembre del año pasado, me resulta inconcebible que hace seis semanas el gobierno federal convocara a llenar el zócalo o que en ese mismo espacio se haya montado una feria multitudinaria la última quincena de diciembre o que el subsecretario de salud diga que las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud para las fiestas decembrinas solamente aplicaban para Europa y que la variante Ómicron no es tan grave. Me pregunto cuál será la definición de “grave” para López-Gatell.
No sé cuánto tiempo más tendrá que pasar para que esta pandemia sea un lejano recuerdo, pero sí estoy seguro de que la historia y la sociedad juzgarán con severidad a los gobiernos que gestionaron la crisis del Covid-19 en su momento. Dudo mucho que haya medallas para algún gobernante o autoridad, pero sí habrá juicios para muchos.
¿Qué dirá la historia acerca del gobierno mexicano acerca de este tema? Seguramente en algunos años lo sabremos, no lo dudo, pero por lo pronto, yo empezaré diciendo que tenemos un mínimo de 300,303 muertos y ni siquiera un minuto de silencio por ellos.
POSTDATA
– Les comparto la liga del portal de la Universidad Johns Hopkins. Vean los números y juzguen por sí mismos. https://coronavirus.jhu.edu/map.html
Twitter: @CarlosSeoaneN
