Cuando uno ingresa a un nuevo empleo , de alguna forma existe un pacto no escrito entre la compañía y aquel de reciente incorporación. Hasta cierto punto, se entiende y perdonan los errores cometidos ante el desconocimiento de las nuevas tareas y responsabilidades . De alguna forma, el principiante tiene una “beca” que le permite errar sin mayores efectos negativos durante cierto tiempo. Pero ese período, más temprano que tarde, se terminará y será entonces cuando se paguen las consecuencias si las fallas continúan, ya sea para el individuo en específico o para la organización en conjunto.

La presidencia dista de ser nueva, corre ya el tercer año del mandato otorgado por los ciudadanos en 2018. Han pasado poco más de dos años desde que López Obrador asumió el cargo, y es claro que conoce todos los recovecos operativos y administrativos del poder federal. Y, sin embargo, la violencia en las calles no cede.

Esta columna ha mencionado anteriormente que el problema de la brutal inseguridad que padecemos fue una herencia de los últimos lustros, no fue algo que eclosionó con la llegada de esta administración al poder. Pero hoy en día, seguir escuchando de viva voz al Presidente esgrimiendo ese argumento de legado del pasado como justificación ante la pobreza de resultados en materia de seguridad pública, es ya, simplemente inaceptable.

El mes de noviembre cerró su ciclo sumando 2,000 ejecuciones a la estadística nacional. Guanajuato (PAN), Baja California (Morena), Michoacán (PRD), Sonora (PRI), Chihuahua (PAN), Veracruz (Morena) y Guerrero (PRI) fueron los estados que aportaron la mayor cantidad de cadáveres. Como podemos ver, este es un problema que nos afecta sin importar los colores del partido político en el poder estatal. A la delincuencia organizada no podría importarle menos quien gobierne, y las elecciones del próximo año no afectarán los patrones del crimen para bien, en todo caso, se exacerbarán ante la falta de pericia de los gobiernos entrantes.

El propio gobierno prevé un récord (superando al impuesto en 2019) de homicidios dolosos para este año pese a la reducción de la movilidad ocasionada por la pandemia.

Ahora, todos los días vemos y leemos estadísticas, las cuales, sin tener un patrón de referencia, pueden significar muy poco. Es fácil perderse navegando en un frío mar de números y porcentajes. Es por esto, por lo cual hago las siguientes comparaciones con la esperanza que nos muevan a pensar y reflexionar:

- Dinamarca tuvo 48 homicidios en 2019 (seis millones de habitantes).

- España acumula 232 homicidios de enero a septiembre del presente año (47 millones de habitantes).

- Colombia sufrió casi 10,500 homicidios en 2019 (50 millones de habitantes).

- Estados Unidos cerró 2019 con poco más de 15,000 homicidios (330 millones de habitantes).

- México terminará el presente año con una cifra que rondará los 40,000 homicidios (130 millones de habitantes).

Debemos gritarles a aquellos a cargo de disminuir los índices de violencia que ya son responsables desde ahora, la beca se terminó y no pueden seguir cubriéndose las espaldas con la excusa del pasado heredado. ¿No se dan cuenta que el camino que estamos transitando no brindará los resultados tan esperados por todos?

De igual forma, y no menos importante, si la estructura que opera la seguridad pública durante este sexenio entrega malos resultados en el 2024 (lo cual es muy probable), sin lugar a duda vendrán otra vez cambios y ajustes que nos lleven a empezar - nuevamente - una tarea pendiente.

Las secuelas de la violencia que hemos vivido han sido devastadoras en todos los sentidos. Si el gobierno tiene el poder y la autoridad, también tiene, desde hace 24 meses, la responsabilidad.

Postdata

Mis mejores deseos para tod@s ustedes, que el 2021 sea un año de salud, paz y mucho trabajo. Un abrazo fraterno, solidario y empático para aquellas familias que han perdido seres queridos ante el Covid-19.

*Especialista en seguridad corporativa
@CarlosSeoaneN

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