La mala calidad del aire implica que miles de seres humanos se conviertan en víctimas incluso antes de nacer. La exposición de las mujeres embarazadas a la contaminación atmosférica está asociada con aumentos de partos prematuros y bajo peso en recién nacidos. Por si fuera poco, niñas y niños son más vulnerables durante su desarrollo, debido a que respiran más rápido que los adultos y por tanto, inhalan mayores concentraciones de contaminantes.
De esta manera, el mero hecho de respirar hace que llegar a la edad adulta en México constituya en sí mismo un reto que nos ha colocado el Estado debido a su falta de acción y políticas laxas. La propia Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) emitió el año pasado una recomendación contundente al gobierno en sus tres niveles (CNDH 32/2018), declarando que el Estado viola de manera sistemática y reiterada los derechos humanos a la salud y a un medio ambiente sano. Poco han hecho los gobiernos para atender esas recomendaciones.
Las normas mexicanas de calidad del aire y salud ambiental se rebasan frecuentemente en varias ciudades, a pesar de que son sumamente mediocres si se comparan con los estándares recomendados por la Organización Mundial de la Salud (OMS) . Hacer que esas normas adquieran mayor rigor conforme a lo recomendado por la OMS, ha sido un reto enorme que se ha demandado desde hace años. Si eso se consigue, todos los gobiernos estarían obligados a hacer transformaciones profundas en las ciudades, incluyendo acciones como mejoras radicales al transporte público, icentivar alternativas distintas al uso del automóvil, fomentar las tecnologías limpias en diversas industrias para reducir emisiones contaminantes, entre otras.
Una de las promesas de Andrés Manuel López Obrador fue homologar las normas de salud ambiental a los parámetros recomendados por la OMS. Actualmente, la Secretaría de Salud ha comenzado un proceso de actualización. Sin embargo, en dicho proceso otras dependencias, incluyendo a secretarías de medio ambiente estatales aluden una imposibilidad de dar cumplimiento en caso de que se actualicen.
Y claro, también actores del sector privado están haciendo un gran esfuerzo por evitar cualquier cambio, ya que de lo contrario tendrán que gastar mucho dinero. Como ejemplo, durante las sesiones del comité de actualización de la norma que regula la cantidad máxima de material particulado en el aire (NOM-025- SSA1-2014), destacaron comentarios cínicos como los de representantes de la industria minera, que proponen como solución “dotar de equipo de protección respiratoria a la población, y que se utilicen cuando salgan de su casa cuando la contaminación supere los índices de las normas”. De esta manera, nos dejan ver la ceguera, la indiferencia y el desprecio que existen cuando hay de por medio ganancias millonarias para una minoría que está dispuesta incluso a aplastar la salud de millones de personas, justificada por supuesto en las ideas en que se sustenta el sistema económico de explotación y despojo que vivimos.
En días próximos se comenzará el proceso de actualización de la norma que regula los límites de ozono en la atmósfera (NOM-020- SSA1-2014), un contaminante que afecta el sistema respiratorio con inflamación, reducción en la función pulmonar y rendimiento; que incrementa el riesgo de alergias, infecciones y la respuesta del sistema inmunológico, entre otros padecimientos. El reto será que esa actualización sea conforme a los estándares más ambiciosos para que se pueda dar una verdadera protección a la salud y que la Secretaría de Salud tome un liderazgo verdadero y fuerte para que eso suceda.
Por ello, también es importante que la ciudadanía esté cada vez más informada y conciente de la necesidad de aumentar el nivel de exigencia al respecto. La demanda de respirar un aire limpio ha sido impulsada por diversas organizaciones sociales y, de concretarse, beneficiaría particularmente a 60 zonas metropolitanas del país, incluyendo la Ciudad de México, pero sobre todo, sería un paso esencial para evitar las 20 mil muertes anuales derivadas de respirar contaminación.